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Sydney 2000 GIMNASIA

España confirma su salto

El equipo femenino acaba quinto, por delante de Ucrania, en una final que coronó a Rumania

La gimnasia femenina española confirmó su salto. El quinto puesto logrado en el concurso de calificación era de ley. Contra jueces y aparatos. Ayer quedó rubricado. España fue superada por Estados Unidos, campeón en Atlanta 96, un conjunto inalcanzable hasta hace bien poco, y al que ya dejó al borde de perderse la final el pasado domingo. Pero subió otro peldaño al imponerse a Ucrania. El equipo de Jesús Carballo se ha instalado en los alrededores del podio en las grandes competiciones y ya sólo espera acontecimientos. De momento, ha demostrado que puede batir a cualquiera que no sean los tres grandes: Rumania, que al título mundial del año pasado une ahora el olímpico; Rusia, la gran derrotada, nuevamente plata, como en Atlanta; y China, bronce, como en el Mundial.Aquel quinto puesto logrado por España en Barcelona 92, en final directa y con la benevolencia habitual de los jueces hacia los países anfitriones (si tienen ya una calidad suficiente), queda claramente superado por el de ayer. Ucrania no estaba sola en Barcelona, sino con Rusia, ambas dentro de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y no había calificación, dos exámenes como ahora.

España empezó en su larga travesía hacia la élite viendo a la URSS muy lejos. Y aún sigue así de Rusia, pero en estos Juegos para la historia de la gimnasia española se ha dejado atrás a Ucrania y Bielorrusia, dos grandes potencias que han ganado medallas en los Mundiales de los últimos años. No se puede pedir más a falta de la esperada guinda en forma de medalla individual para Esther Moya, la gran estrella. La gimnasta catalana hizo ayer otra espléndida exhibición de gimnasia. A su nivel, sólo le pudieron acompañar Laura Martínez, Susana García y Sara Moro, todas espléndidas en las paralelas (9,637, 9,687 y 9,562 , respectivamente). Ella misma se unió con la nota de Laura (9,637). En salto, al tener que hacer dos diferentes no pudo repetir el suyo habitual y sólo se quedó en 9,643, frente a los 9,768 con que pasó a la final del aparato como primera nota el domingo. Pero dio lo mismo. Sirvió para decantar definitivamente la ventaja española sobre Ucrania por 267 milésimas. España está en la pomada. Esther, que hizo ayer la quinta nota conjunta de todas las gimnastas, estuvo también segurísima en la siempre difícil barra de equilibrios (9,625), pero especialmente brillante en suelo (9,662). No en vano se ha metido también en la final de este aparato y podría dar la gran sorpresa.

España, en todo caso, no llegó al nivel de las rumanas. Andrea Raducan, Simona Amanar y María Olaru llevaron a su país a otro triunfo. Y en presencia de Nadia Comaneci, la niña de Montreal 76. Las rusas, plata, empezaron a perder el oro por el fallo insólito de su número uno, Svetlana Khorkina, que se cayó en las paralelas. No afectó demasiado a la puntuación, porque se descarta la peor nota de las cinco gimnastas que intervienen en cada aparato, pero fue un mal presagio.

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