Relevo de Abellán y nuevas tecnologías

El Consejo de Administración de la RTVA propondrá este martes el nombre del nuevo director general para sustituir así a Eduardo Abellán quien, a pesar de todo, apurará hasta el final con su participación en el Consejo de Sandetel y la presentación de la programación para la nueva temporada. Se quiere de esta forma pasar página cuanto antes y resolver un contencioso larvado entre Abellán y el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías. Un asunto que amenazaba por días con agravarse aún más y convertirse en un serio problema para el propio presidente andaluz, Manuel Chaves. Poco dado a complicarse la vida con el canal autonómico, Chaves se ha visto obligado a intervenir para desactivar el conflicto. Y, una vez más, se ha tenido que tomar unos días de reflexión con el fin de encontrar a la persona adecuada que se haga cargo de la radio televisión pública andaluza, iniciando con ello una nueva etapa que deje atrás la de un Abellán que, sin duda, estará tentado de vengarse e incordiar aún más a Zarrías, cuyas instrucciones para regir esa casa parece que obviaba sistemáticamente.Así que, solventada esta cuestión, el Gobierno andaluz afronta en esta semana una decisión importante a tenor de las aspiraciones que se había marcado para esta nueva legislatura. Se trata del impulso que pretende dar a las nuevas tecnologías en nuestra comunidad, para lo cual se va a aprobar un paquete de medidas específicas en el Consejo de Gobierno de mañana.

Aun así, queda por cerrar el quebradero de cabeza que le está suponiendo al Ejecutivo la ley de Cajas. En estos días asistiremos a toda una ofensiva negociadora de los socialistas. Salvo el acatamiento de la ley, todo lo demás es negociable, dicen. De modo que están dispuestos a hablar de la composición de los nuevos órganos de gobierno, de las fusiones y hasta del dichoso reglamento que ha de desarrollar esta norma. Un afán negociador que habrá gustado bien poco a la consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez. La irrupción en este debate de José Caballos y Luis Pizarro la ha aceptado de mala gana, pero los socialistas han llegado a la conclusión de que es mejor agotar todas las vías posibles de acuerdo antes que aplicar el ordeno y mando que gusta emplear la consejera. Con su talante característico y el tono cada vez más crispado que ofrece, cabe preguntarse sobre la conveniencia de que ella esté presente o no en esas negociaciones.

Una ronda de contactos que va a incluir al resto de fuerzas políticas y a los sindicatos. Incluso se hablará también con el alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, quien ya ha avanzado que sus consejeros en la Caja de San Fernando votarán en contra de la adaptación de sus estatutos en la asamblea que todavía no se ha llegado a convocar.

Aquí de nuevo el PP corre el grave riesgo de quedarse aislado ante la sociedad andaluza, repitiéndose, por tanto, una imagen de soledad que ya ofreciera la semana anterior en el Parlamento andaluz. El coste político que tiene esta circunstancia no parece importarle mucho a los populares que, en cambio, se están empleando a fondo para amarrar votos en las asambleas de La General de Granada y de la Caja Provincial de Jaén.

Tanto empeño ponen en esta causa que apenas tienen tiempo de ofrecer ante el electorado andaluz una cara más positiva, tratando al menos de vender la gestión del Gobierno central. Apenas se han dedicado a dar a conocer el texto del polémico Plan Hidrológico Nacional. Tal vez sea por lo poco generoso que resulta para Andalucía. En cualquier caso, el PP andaluz no aparece como una clara plataforma de la acción de gobierno de José María Aznar en esta comunidad.

Para colmo, de los dos ministros andaluces, Celia Villalobos y Miguel Arias Cañete, sólo este último parece batirse el cobre cada fin de semana con agricultores y pescadores. Villalobos bastante tiene con aguantar las críticas que está cosechando últimamente por su gestión al frente de Sanidad y con conspirar en el seno del PP malagueño como para recorrerse Andalucía y ponerse a las órdenes de la presidenta regional, Teófila Martínez.