El cambio valenciano
Primero las personas, siempre las ideas, nunca el miedo. Esta divisa personal se ha convertido en una especie de compromiso vital que procuro cumplir en todos los actos, hasta en los más domésticos, en estos tiempos tan complicados de finales de siglo.En coherencia con esta divisa he anunciado que aspiro a la secretaría general del PSPV-PSOE, antes que ninguno de los candidatos y sin medias tintas, porque creo que es de mucha utilidad hablar en román paladino en estos momentos en los que se necesita devolver el crédito a la palabra política, y sé positivamente que mi compromiso con un ideario socialista y valenciano me da la tranquilidad de ánimo necesaria para soportar las críticas que necesariamente se deben hacer a los candidatos, críticas que, bien mirado, son de tono menor, aunque puedan herir la vanidad personal de alguien.
Desde la publicación del decálogo de marzo del 96, he elaborado decenas de documentos e iniciativas que propugnan la democracia directa en el sistema de partidos y en las instituciones, que creo rezuman sensibilidad y aspiraciones de justicia social, que unen el socialismo democrático avanzado a la óptica del desarrollo sostenible, que fomentan la paridad radical entre las mujeres y los hombres, que perfilan un horizonte federal para el País Valenciano dentro de España y dentro de Europa... Junto con muchos otros compañeros y compañeras hemos acumulado en los últimos años un auténtico arsenal de propuestas para la convivencia pacífica, libre y solidaria que el tiempo ha venido a reforzar, consiguiendo que se transformen en mayoritarias algunas posturas que anteriormente no lo eran.
Creo que la libertad no se compra ni se regala, sino que se consigue con esfuerzo. Por eso estoy viviendo con satisfacción estos momentos en que la inmensa mayoría de la militancia socialista prefiere no obedecer ninguna consigna o la indicación de un líder y también está absolutamente dispuesta a acabar con una polarización y una lucha fratricida que el XXXV Congreso del PSOE ya ha enterrado. Ésta es la fuerza del cambio: los y las militantes son libres y protagonistas. Libres para postularse a los puestos de dirección que consideren que pueden desempeñar y libres para dar apoyo a quien crean, y en cualquier caso protagonistas de sus propias decisiones.
En coherencia con nuestra vocación de ser mayoría social y electoral, nuestro proyecto político -que sin duda será aprobado en este congreso- deberá contemplar la completa democratización del partido, el cambio profundo en las formas de hacer política y sobre todo, la participación en el debate de las ideas de todos los ciudadanos y ciudadanas progresistas. Nuestras nuevas propuestas deben ser aplicadas por una ejecutiva cohesionada y de integración, que me comprometo a configurar si soy elegido secretario general. Pienso que se necesita un secretario general que tenga el talante necesario para facilitar esta integración y cohesión, que haya demostrado que le sabe ganar a la derecha trabajando en equipo, que predique con el ejemplo, que tenga las ideas, la fuerza y la pasión necesaria para dirigir este nuevo proyecto que nos está demandando la sociedad y que entre todos tenemos que elaborar. La militancia lo pide a gritos y la sociedad valenciana lo necesita, como la española lo necesitaba. No nos perdonarían un nuevo fiasco.
La ingenuidad no tiene premio en la vida política, pero la utopía sí lo tiene, a la corta o -más a menudo- a la larga. Por eso creo que es ingenuo pensar que podemos dejar fuera una parte del partido y aun así ganar la Generalitat. Y como lo que importa es ganarle al PP, debiéramos apostar todo el capital político personal para conseguir un partido más fuerte. No es ingenuo, sino de un realismo absoluto, jugarse el futuro político haciendo caso de la clarividencia de nuestros propios electores, porque aunque debemos esforzarnos por poner al día nuestros postulados y nuestras propuestas sociales, muchas personas progresistas ponen una condición para volver a escucharnos: nos debemos aclarar primero entre nosotros.
Sólo cuando recuperemos el protagonismo en la calle recuperaremos el gobierno. Por eso, el modelo de conferencias políticas a la francesa que hemos propugnado desde nuestra candidatura se ofrece como una propuesta de ingeniería social que puede concitar acuerdos de las fuerzas sociales progresistas, como paso previo para ganar la mayoría electoral. Un modelo de conferencias en el que aparecerán plataformas de oposición a la derecha en materias sensibles, como la sanidad o la educación, en el campo del desarrollo sostenible o respecto de la paridad entre el hombre y la mujer. Y en el que se escenificarán cuáles son las propuestas del socialismo del xiglo XXI y cómo es el modelo de País Valenciano que queremos desarrollar a 10 o 15 años vista, un plan estratégico que pueda ilusionar a la ciudadanía progresista, que es mayoría absoluta entre la población valenciana. Tengo la absoluta convicción de que por ese camino se puede ganar a una derecha que ve cómo se resquebraja su imagen, enmarcada ya entre los escándalos financieros y su ineptitud para gobernar. Me anima la íntima confianza de que la renuncia a la revancha personal fortalece los grupos humanos y los hace más libres y creo que éste es un momento magnífico para conseguir una mayoría integradora, comprometida con el ideal socialista y con el pueblo valenciano. Si lo conseguimos Zaplana se preocupará por primera vez en bastante tiempo, la izquierda política y sociológica ocupará la calle y en menos de tres años ganaremos la Generalitat.
Francesc Baixauli es candidato a secretario general del PSPV.
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