"Hacemos flamenco laico, desprovisto de toda religiosidad"

Tiene una idea muy clara: todo lo que se pone en un escenario es teatro. En la caja escénica caben música, danza, palabra, artes plásticas... Su amplitud de miras es un regalo para el flamenco que ha dado frutos como ¡Mira! Zapatos rojos, el espectáculo de Israel Galván, o Las mil y una historias de Pericón de Cádiz, con José Luis Ortiz Nuevo. A la directora de escena Pepa Gamboa (Sevilla, 1963), quien trabaja en colaboración con el artista plástico Pedro G. Romero, se la rifan en la Bienal de Flamenco. Inventario, basada en un poema de Bernardo Atxaga, se estrena esta noche en el Lope de Vega.Pregunta. Usted habla de precisión en un género al que siempre se acusa de improvisar demasiado...

Respuesta. En el flamenco los movimientos tienen principio y final, son precisos y limpios. Lo que hacemos es servirnos de la poética del movimiento flamenco para estructurar el espectáculo. Por eso hemos elegido un texto, el poema de Atxaga, que no tiene ninguno de los temas habituales. Se desarrolla en Alemania después de la guerra. Hacemos flamenco laico, desprovisto de toda religiosidad.

P. Si todo está tan controlado, ¿dónde queda la famosa espontaneidad?

R. Es espontáneo porque el azar interviene siempre en toda obra de arte. Es como la rebeldía controlada.

P. En los dos últimos años ha dirigido, incluyendo los montajes que estrenará ahora, cinco espectáculos en los que el flamenco es la parte fundamental, ¿continuará?

R. El flamenco es un camino, pero mi idea es utilizar siempre lo que reclamen el universo de cada autor. Me gusta la dificultad.

P. ¿Cómo ha trabajado con dos montajes a la vez?

R. Está siendo muy duro. Ensayamos La metamorfosis por la mañana, porque Gregorio Samsa se despierta una mañana convertido en un insecto; e Inventario, como es una búsqueda, por la noche. La suerte es que tengo un equipo muy bueno, especialmente Belén Candil, adjunta a la dirección.