La presidencia de IU mantiene el método de que sea la futura dirección la que elija al sustituto de Anguita

Democracia o presidencialismo

Por el momento, no hay cambio de método en Izquierda Unida. El sustituto de Julio Anguita como coordinador general será elegido por la mitad del Consejo Político Federal que resulte de la votación de la VI Asamblea, a finales de octubre. Esas 75 personas -la otra mitad se completará después con miembros de las federaciones regionales- se reunirán inmediatamente y decidirán quién es el nuevo líder de la coalición.La corriente Tercera Vía llevó a la reunión de ayer de la Presidencia unas enmiendas para que este sistema, el que figuraba en el reglamento que se ratificó, fuera sustituido por la elección directa del coordinador por los 860 delegados. No cuajaron. Su propuesta fue rechazada con 23 votos en contra, siete abstenciones y sólo tres votos a favor.

En principio, esta idea tenía más apoyos -entre otros, el del líder asturiano y candidato, Gaspar Llamazares-, pero algunos miembros prefirieron no enfrentarse por cuestiones de procedimiento en medio de un proceso que pretende llevar una sola candidatura, de consenso, a la Asamblea. Se ahorraban, por otro lado, la posibilidad de salir derrotados. Las abstenciones -entre otros, la del coordinador balear, Eberhard Grosske- correspondieron a presuntos respaldos de Llamazares.

Además de Tercera Vía y de Llamazares, la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, y miembros de Espacio Alternativo son partidarios igualmente del cambio de método. El otro aspirante con posibilidades, Francisco Frutos, líder del PCE, ya había mostrado su adhesión al vigente. Todos aportan argumentos políticos, pero nadie niega que con las enmiendas se pretendía facilitar una mayor libertad que, en caso de una Asamblea conflictiva, quitaría peso al aparato del PCE, mayoritario en la organización y que respalda a Frutos.

Los defensores de la elección directa sostienen que es "más participativa y democrática" y que atribuiría al sustituto de Anguita una "mayor solidez" al ser elegido por "toda IU", no por las corrientes que impongan su fuerza en la futura directiva. Las formaciones minoritarias conseguirían así que fuera "más difícil" que "los aparatos" controlasen la organización. Se refieren al PCE. Su mayor o menor hegemonía, la mayor o menor autonomía de las federaciones, subyace en todo el debate político anterior a la VI Asamblea.Por el contrario, los partidarios del reglamento aprobado consideran que la elección directa fabricaría un "líder presidencialista", elegido al margen de la ejecutiva, lo que creen difícilmente compatible con un "movimiento político y social" que se nutre de diversas sensibilidades. Preguntan qué ocurriría si el cordinador tuviera que dejar el cargo o dimitiera: no se podría designar un sustituto, sino que "habría que convocar otra Asamblea".

Ángeles Maestro, cabeza del sector crítico que anunció el domingo la presentación de una lista propia, consideró "aberrante" el cambio de método.

Cabe todavía, sin embargo, una posibilidad: que la Asamblea, como cuestión previa, decida al comienzo del debate modificar su reglamento. La situación sería muy distinta.