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ELECCIONES EN YUGOSLAVIA

El régimen de Belgrado lanza una campaña de intimidación contra la oposición política

La televisión serbia, la represión policial y la falta de controles inducen a temer un fraude

El régimen de Belgrado, con el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, al frente, parece decidido a jugar todas las bazas, legítimas e ilegítimas, para no dejarse arrebatar el poder. Una desaforada campaña en la televisión oficial serbia (RTS), continuas intimidaciones policiales a la oposición, unidas al boicoteo electoral del Gobierno de Montenegro y el más que problemático escrutinio de los votos de Kosovo ponen en tela de juicio la limpieza de las elecciones presidenciales y legislativas de Yugoslavia y las municipales de Serbia, que se celebrarán el próximo 24 de septiembre.

La televisión oficial serbia (RTS) reverdece sus laureles de los días de la guerra de Kosovo y parece dispuesta a batir sus propias marcas de manipulación y propaganda. Varias veces al día, antes y después de los telediarios, repite una cancioncita, "Mi Serbia, mi Yugoslavia", de propaganda para el Partido Socialista Serbio (SPS) de Milosevic. En tonos patrioteros, repite la canción: "Serbia es grande, tiene altas montañas, es grande y poderosa. Mi corazón siempre te pertenecerá". Todo ello aderezado con imágenes de montañas nevadas y banderas al viento.No se queda atrás la RTS con la propaganda del partido Izquierda Unida Yugoslava (JUL), que acaudilla la "profesora y doctora" Mira Markovic, esposa de Milosevic. Con la música apocalíptica del Carmina Burana como fondo, el anuncio advierte que los de la oposición "tienen muchas banderas", las de los países de la OTAN que bombadearon durante 78 días al país, "pero nosotros sólo tenemos una": la de Yugoslavia.

No parece que esta propaganda tenga mucha eficacia entre las capas urbanas de la población de Serbia, donde el régimen de Milosevic parece haber perdido el favor de un electorado, harto ya de patriotismo y deseoso de ver solucionados sus problemas de vida cotidiana. No obstante, este lavado de cerebro permanente de la RTS puede surtir efecto, una vez más, en la Serbia profunda. Señalan los analistas que un 40% de la población vive en el medio rural con un único medio de comunicación a su alcance: la máquina televisiva de agitación y propaganda del régimen de Belgrado.

Al mismo tiempo, para que no todo se quede en palabrería más o menos hueca, el régimen se esfuerza en sacar a relucir la cara populista y benefactora para que todo eso se traduzca en votos el día 24. Los medios de comunicación oficiales destacan los continuos avances en el programa de reconstrucción del país. Se espera que, antes del día 24, Milosevic inaugure el puente de Varadin en Novi Sad, uno de los destruidos por las bombas de la OTAN. Para que nada falte, se anuncia la construcción de 10.000 viviendas, destinadas a chicos jóvenes en paro y a miembros de la policía y el ejército.

Mientras tanto, la oposición, con su candidato presidencial Vojislav Kostunica al frente, recorre Serbia en autobús y mitinea todo lo que puede. Ante unos 20.000 seguidores, según las cifras de la agencia Reuters, Kostunica dijo el viernes en un mitin en la ciudad de Cacak, que el 24 de septiembre será el día de la revancha: "No una revancha según su estilo, sino a nuestra manera, con el lápiz y la papeleta de voto, en favor de la verdad y contra las mentiras".

Por si no bastase con la abrumadora campaña en los medios oficiales, el régimen ha sacado a relucir su fuerza de intimidación. Se trata de intervenciones policiales, un día sí y otro también, contra los opositores. El otro día les tocó el turno a una organización no gubernamental, que pretende velar por la limpieza de las elecciones. Los policías se presentaron en su sede y se llevaron media docena de ordenadores con la promesa de devolverlos días más tarde.

El amigo griego

La agencia independiente Beta informaba ayer de la condena a 10 días de prisión a un hombre por haber arrancado un cartel electoral con la efigie de Milosevic. Motivo de la condena: "Perturbación del orden público".A la hora de perseguir a los opositores la policía de Milosevic no respeta ni las más elementales reglas de la cortesía diplomática. En propia carne lo pudieron comprobar cuatro miembros de la organización juvenil Otpor (Resistencia), detenidos ante las mismísimas narices del ministro de Exteriores de Grecia, Yorgos Papandreu, el primer político de alto rango de la Unión Europea (UE) que visita Belgrado tras los bombardeos de la OTAN.

La policía no tuvo reparo en detener a cuatro jóvenes de Otpor, que acudían a la residencia del embajador de Grecia para entrevistarse con Papandreu. El ministro griego, al enterarse de lo ocurrido, montó en cólera y exigió su inmediata puesta en libertad, como así ocurrió.

Papandreu advirtió a Milosevic de que la UE sigue con especial atención la limpieza de las elecciones del día 24.

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