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La familia se abrazó al conocer la noticia

Javier Arroyo

Alicia Hornos, la madre de Rocío Wanninkhof, seguía ayer en su domicilio familiar en Arroyo del Ojanco (Jaén). No había querido volver a Mijas estos días porque no se encontraba bien. De hecho, se encuentra en tratamiento psicológico desde la tragedia de su hija. La noticia de la detención de Dolores Vázquez la ha tenido, como al resto de su familia, entre la satisfacción y la perplejidad. La alegría de haber dado con la persona que supuestamente les arrebató a Rocío; la perplejidad de que ésta fuera precisamente la que había convivido con ellos y, especialmente con la madre de la víctima, con la que compartió casa durante un largo tiempo.Ayer, sin embargo, la familia Hornos dejó de lado la perplejidad y mostró su alegría al conocer el camino definitivo de Dolores. Según informó Josefina Hornos, tía de la víctima, a la agencia Efe, la familia se fundió en un abrazo al conocer la noticia. Fue precisamente Josefina quien se lo dijo por teléfono a su hermana Alicia; ésta le replicó: "Ha llegado el día que esperábamos".

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Josefina agradeció el trabajo de la Guardia Civil, que ha colaborado a "recuperar algo la alegría". La familia, a pesar de todo, se sigue mostrando muy sorprendida de que la presunta asesina sea la amiga que, en su momento, "participó en todas las celebraciones" de la familia, y la que, en los malos tiempos, estuvo junto a la madre: en el acto religioso que se celebró con motivo del día en que Rocío habría cumplido los 20 años, Dolores Vázquez aparece en todas las fotos justo detrás de la madre.

Otra persona muy vinculada a todo el caso ha sido Ramón Tejero, el sacerdote de la parroquia a la que acudía la familia Wanninkhof. Tejero se ha encargado cada cierto tiempo de convocar a la prensa y hacer ruido para que el caso no quedara en el olvido. Aunque estos días no ha estado localizable, ayer emitió un comunicado que se repartió a las puertas del juzgado entre la gente que esperaba para increpar a Dolores. El sacerdote rogaba en su escrito "serenidad" y que "la justicia actúe", sin dejar resquicios para "el ojo por ojo, diente por diente". Poco éxito tuvieron las palabras del cura. A la salida, como en días anteriores, la gente insultó y tiró objetos a la caravana policial que acompañaba a la detenida.

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