Rivaldo resuelve en un santiamén
El Barça doblega al Málaga tras un buen primer tiempo y un segundo discreto
Embalado como venía de la pretemporada, caliente como estaba, eufórico como se sentía, el Barça entró a saco en la Liga,tal que fuera el amo del mundo. Llegada la media hora ya ganaba y cinco minutos después había dado por resuelta la visita del Málaga, como mandan los cánones, con dos grandes goles de Rivaldo, mucho juego y sobre todo pasión e ilusión entre la hinchada, abrazada a los futbolistas, que fueron y vinieron por la cancha como hacía tiempo que no se veía. Todo sale de carrerilla en el nuevo Barça.No le costó nada al equipo azulgrana entrar en el partido, pues el estadio, lleno como estaba, invitaba a jugar a fútbol. La actividad fue febril en el primer tramo. Hasta once veces remataron a portería los barcelonistas. La vitalidad del grupo resultó incontenible para el Málaga. Jugó el Barcelona con determinación y confianza, subiendo y bajando, defendiendo y atacando, prácticamente sin medio campo, una zona de tránsito hoy en día en el Camp Nou. La velocidad ha sustituido al juego de elaboración y combinación. No hubo lugar para la pausa.
BARCELONA 2- MÁLAGA 1
Barcelona: Dutruel; Reiziger (Abelardo, m. 62), F. Boer, Sergi; Gerard, Cocu; Simao, Rivaldo, Overmars (De la Peña, m.75); Alfonso y Dani (Petit, m.71).Málaga: Contreras; Rojas (Ismael, m. 61), Bravo, Larrainzar, Valcarce; Rufete, Movilla, De los Santos, Musampa (Agostinho, m.61); Dario Silva y Dely Valdés (Ruano, m.61). Goles: 1-0. M. 29. Cocu centra con la zurda a la media vuelta, Rivaldo controla impecablemente con la izquierda y remacha con la misma pierna; 0-2. M. 35. Alfonso asiste a Simao, que progresa por la derecha y centra al segundo palo, por donde llega Rivaldo, que empalma; 2-1. M. 69. Da Silva remata una pelota mal rechazada por la zaga del Barça. Árbitro: Mejuto González, asturiano. Amonestó a Cocu, Musampa y Ruano. Unos 90.000 espectadores en el Camp Nou. Gerard recibió el trofeo al mejor jugador del Gamper.
Le faltó atención al equipo en las jugadas de estrategia, pues Darío Silva remató por dos veces a la salida de un córner y en un fuera de banda, pero Dutruel estuvo rápido de manos y la zaga se sintió acompañada, tanto que Frank de Boer pareció más futbolista que nunca, especialmente en cuanto a autoridad. Le ayudó el sentido táctico de Cocu, un futbolista que le da equilibrio al grupo.
Para desequilibrar ya está Rivaldo, especialmente activo, impecable en la ejecución. El control en el primer gol y el remate en el segundo resultaron tan plásticos como los gestos técnicos de Alfonso, que desplegó un gran caudal de juego ofensivo tanto en ataque estático como en movimiento. Tuvo el Barcelona un gran dinamismo. No pudo pararle el Málaga, que ha perdido fiereza en ataque por la salida de Catanha y contundencia en defensa, más vulnerable que el curso pasado.
Incluso Simao entró por la banda derecha para meter un centro de gol que Rivaldo coronó de forma exquisita. El portugués ha aparecido de golpe como un jugador interesante, descontrolado si se quiere, pero atrevido y con buena comba a juzgar por la forma como cae la pelota a los pies de los delanteros y de la segunda línea.
Pese a la abundancia de conductores, de jugadores que no acostumbran a jugar de primera sino es para tirar una pared, el Barcelona tuvo una presencia ofensiva meritoria, por tratarse del estreno oficial de la temporada. El ritmo resultó demasiado alto para el rival, un equipo que acostumbraba a tener un buen posicionamiento táctico. Quizá por la poca resistencia que opuso el Málaga, el Barça no extrañó un dibujo inédito cuando tuvo el viento a favor. Actuó Gerard de Guardiola (lesionado), Rivaldo de Gerard y Alfonso de Rivaldo. Tocó muchas teclas el entrenador y, sin embargo, el colectivo barcelonista tuvo una buena fluidez en el juego y mucha llegada. Desbordó por igual por dentro que por fuera y alcanzó la portería con frecuencia.
El primer tiempo resultó tan liberador, para jugadores y seguidores, fue futbolísticamente tan fresco, que el segundo tramo supo a poco, pese a que el Barça mantuvo el interés por el partido. Le faltó, sin embargo, creatividad y especialmente control de juego. No está hecho el equipo para atemperar, enfriar la contienda, marcar el tempo, porque carece de jugadores que llenen el medio campo y de futbolistas con sentido de equipo, del juego colectivo.
Estaba el partido muy soso, plano, intrascendente, con Serra Ferrer anunciando la salida en escena de Iván de la Peña para ambientar el último tramo, cuando apareció una pelota muerta en el área de Dutruel y Da Silva puso al Málaga en el partido con un remate certero.
Apareció entonces el Barça vulnerable y accesible. Los andaluces le quitaron la pelota y los azulgrana retrocedieron, perdieron su sitio en la cancha, tanto por los cambios como por el acoso del contrario. No lo pasó nada bien el Barcelona, pero al Málaga le faltó un punto de atrevimiento y también de calidad, para negociar un mejor resultado. La hinchada agradeció el final del partido: pensó en una goleada y una derrota del Madrid y acabó aplaudiendo un triunfo mínimo y resignándose con el remonte blanco.
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