El Espanyol sorprende al Zaragoza en la recta final

Dos goles en cinco minutos, en los cinco últimos minutos, le permitieron al Espanyol arrancarle al Zaragoza tres puntos que los de Lillo estaban convencidos eran suyos. Sorprendente desenlace para un partido que parecía abocado al 0-0 desde que el árbitro dio el pitido inicial. Ni unos ni otros dieron nunca la impresión de andar sobrados de argumentos en el área en este principio de campeonato. Mucho disparo lejano, sobre todo del Zaragoza, y ya. Pero ahí está el resultado, así que será verdad eso de que el hábito no hace al monje.Y en cuanto al hábito, Zaragoza y Espanyol visten los mismos que el año pasado, al menos por lo visto ayer. A saber: el Zaragoza sobrio y bien plantado, muy seguro y trabajador; el Espanyol rápido y agazapado, con cierta tendencia al juego entre líneas y apostando siempre por el contragolpe. El partido transcurrió conforme al vestuario de ambos contendientes. El Zaragoza, bien arropado por la grada, plantó sus reales sobre el centro del campo, reclamó el balón con la incansable brega de Acuña y José Ignacio y se dedicó a mandar. El Espanyol, dejándose hacer a la espera de su oportunidad. Las tuvo, aunque más el Zaragoza, si bien le sirvieron de menos, porque el zapatazo de Acuña que puso el 1-0 fue poca renta ante los dos goles que le cayeron del cielo al Espanyol en la recta final.