A Sydney se llega pasando por Karpacz

Dos de los mejores ciclistas españoles no están corriendo la Vuelta a España. A Juan Carlos Domínguez, magnífico contrarrelojista y casi corredor completo, le dijeron en su equipo, el Vitalicio: "Lo sentimos, eres muy bueno, pero demasiado irregular. Para un día bueno que tienes fallas otros cuatro y en la Vuelta todo el equipo tiene que estar a disposición de Igor [González de Galdeano], así que de poco nos valdría que ganaras la contrarreloj si luego no ibas a poder estar con tu líder, ayudándole en la montaña". A Miguel Ángel Martín Perdiguero, notable llegador, velocista imparable en finales en repecho, también del Vitalicio, le dijeron que sintiéndolo mucho preferían incluir a un escalador (Francisco Tomás García) en detrimento suyo.La decisión no les llegaba en el mejor momento. Justo unos días antes, los dos corredores habían hablado con Francisco Antequera, seleccionador español de ciclismo, y le habían mostrado su disponibilidad para formar parte del equipo olímpico. Fueron de los pocos que asumieron la responsabilidad de una cita que para otros tantos no dejaba de ser una carga pesada. La Vuelta y luego a Sydney, y todavía queda el Mundial, y... Demasiado para unos deportistas para quienes la cita olímpica no posee excesivo sex-appeal. O no lo poseía cuando se lo ofrecieron.

Antequera, un técnico concienzudo, se encontró con un problema. Sabía que si no corrían alguna carrera larga en septiembre, tanto a Domínguez como a Perdiguero les sería muy complicado mantener su buena forma hasta las fechas olímpicas. Al final, el técnico valenciano, el único, recuerden, que confió en Óscar Freire antes del Mundial de Verona, encontró la solución, una decisión que supondría un duro sacrificio para los corredores, pero magnífica para su preparación: ambos se inscribieron en un equipo polaco durante 10 días y se marcharon hace una semana a correr la Vuelta a Polonia. Hasta ahí, todo perfecto. Se respetaba de manera escrupùlosa la tradición olímpica, la que exige que todo aquel que quiera el oro debe estar dispuesto a sufrir en el camino. Sin embargo lo mejor estaba por llegar.

Mientras Domínguez y Perdiguero se curten en Polonia rodeados de polacos (el madrileño no demasiado mal, ha sido segundo en dos etapas y marcha cuarto en la general de la carrera, que termina mañana con una cronoescalada de 23 kilómetros en Karpacz), en España se corre la Vuelta. Ahí, después del abandono de Freire, están los otros dos olímpicos (Olano, medalla de plata en Atlanta, y David Etxebarria), y ahí han empezado a despertarse los apetitos de unos cuantos.

Dicen que entre un grupo de corredores no se habla de otra cosa que de los seis millones de pesetas de fijo que cobrará cualquier participante en los Juegos. Y dicen que entre un grupo de gente no se habla de otra cosa que de lo mal que estaría que Casero, el actual líder y buen contrarrelojista, no fuera a Sydney con lo bien que está andando. Y el propio Casero, en sus declaraciones, no dice que no a una idea olímpica. Y mientras, Domínguez y Perdiguero, perdidos en Polonia. Hablan con su gente y les dicen lo centrados que están pensando en Sydney. Habla Antequera, el seleccionador, y alaba su seriedad. "Si hasta después de etapas de 200 kilómetros, cogen la bicicleta y se andan otros 40 para completar su entrenamiento...".

Entonces, ¿qué pasará? ¿les quitarán la plaza a los emigrados? Antequera dice que no, que no es posible. "Es muy bonito decir ahora que sí a Sydney y antes no dar el paso", dice. "Ya he llamado a Domínguez y a Perdi y les he dicho que tranquilos, que no se preocupen, que su plaza será respetada".

Tampoco parece que le sería posible a Antequera rectificar aunque quisiera. "Es que además el COE no permite hacer cambios en la relación de seleccionados a menos que sea por fuerza mayor, una lesión o algo más grave".