Un informe oficial de EE UU afirma que un tercio de los deportistas se dopa
El dinero mata al deporte y el mucho dinero, más deprisa. Así pueden resumirse los hallazgos de un estudio de dos años presentado ayer, y avalado por la Casa Blanca, sobre dopaje y deporte. La cantidad de dinero que ahora está en juego ha hecho, según el informe, que un tercio de los deportistas, y hasta el 80-90% en algunas especialidades olímpicas, recurran al consumo de compuestos químicos ilegales. El COI, acusado en el informe de no actuar en serio ante el problema, respondió que las cifras son exageradas y que EE UU no tiene autoridad moral para criticarle.
Ganar a toda costa. El dopaje en el deporte olímpico es el título de un informe de 107 páginas cuyas conclusiones se resumen en un párrafo: "Aunque nadie en el movimiento olímpico aboga en serio por el dopaje de los deportistas, el hecho es que las empresas patrocinadoras, las cadenas de televisión y los organismos deportivos unidos a la farmacopea de sustancias potenciadoras, el ansia por ganar de los deportistas y la ausencia de un mecanismo efectivo de control han creado un ambiente que alienta a hacer cualquier cosa, incluido el dopaje, para ganar".Los deportistas consiguen contratos de fábula si logran grandes marcas y reciben millones por comparecer en concursos por todo el mundo jaleados por patrocinadores y televisiones, constata la Comisión Nacional sobre Deportes y Dopaje , radicada en la universidad de Columbia, en lo que se presenta como el estudio más profundo realizado hasta la fecha (dos años de investigación, un millón de dólares) sobre este problema en los deportes olímpicos. Hay demasiados intereses en juego y se hace irresistible la tentación, que se vuelve necesidad, del dopaje. El informe señala que deportistas y entrenadores estiman que la tercera parte de los deportistas recurren a medicinas ilegales y subraya que tal consumo alcanza cotas de entre el 80% y el 90% en determinadas especialidades, que no revela. "Hasta las naciones, cogidas en una ola de patriotismo y orgullo nacional, miran para otro lado cuando se trata de dopaje", se lee en el texto.
El documento, presentado ayer por Barry R. McCaffrey, el zar anti droga de la Casa Blanca, estima que la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) creada el año pasado por el COI, y dirigida por uno de sus miembros, no tiene la independencia para actuar con el rigor necesario. El conflicto de intereses entre las distintas partes implicadas (atletas, entrenadores, federaciones, patrocinadores, televisiones, COI) es una constante, dice la comisión, que relata cómo los intentos de determinados científicos por desarrollar sistemas para el control de sustancia prohibidas "fueron socavados por determinadas decisiones y una aparente falta de voluntad en los más altos niveles del COI".
Dick Pound, miembro del COI canadiense y responsable de la WADA, lamenta que ninguno de los autores de la investigación se haya puesto en contacto con el COI o con la propia WADA y califica de "extraordinariamente exagerada" la cota del 80%-90% de dopaje atribuida a algunos deportes. El príncipe Alejandro de Merode, presidente de la comisión médica del COI, se dice "sorprendido de que Estados Unidos critique a otros por no hacer los suficiente cuando ellos sólo tienen un único laboratorio acreditado y hacen muy pocos análisis". "Antes de criticar a los demás", dice De Merode, "lo que tiene que hacer Estados Unidos es poner en marcha un programa serio" de control.
El COI mantiene que los juegos que empiezan dentro de una semana en Sydney van a ser los más limpios de la historia. Ejemplo de su compromiso, dice, es el hecho de que las pasadas semanas aprobara un sistema para analizar el consumo de EPO, producto que incrementa las tasas de oxígeno en la sangre y es muy usado en deportes de gran resistencia. El COI recurre a las cifras para defenderse: antes y durante los juegos se van a realizar más de 3.000 análisis antidopaje y entre 300 y 500 de ellos irán dirigidos contra la EPO. Los críticos responden que eso es necesario, pero no es suficiente y apuntan a que sigue sin haber controles sobre el consumo de hormonas de crecimiento humano (la aduana de Sydney aprehendió el jueves ampollas con este tipo de hormonas en el equipaje de un entrenador uzbeko), insulina para el desarrollo y otras sustancias que actúan como si fueran sangre artificial enriquecida. De momento, 27 atletas chinos acaban de cancelar su viaje a Sydney, aparentemente por temor a las pruebas de EPO, como ya antes lo habían hecho deportistas de Canadá y la República Checa.
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