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Una persecución de película

Francisco Peregil

La persecución que desencadenó la muerte en comisaría del guineano Antonio Augusto Fonseca reúne todos los ingredientes de una película policiaca. Los dos agentes que le detuvieron declararon a sus superiores que se toparon con Fonseca al girar en la calle del Coronel Bens hacia la de Igualdad. En ese momento pararon el coche y salieron a pie tras Fonseca, quien se metió en el portal de Igualdad, 6, un edificio con patio interior donde, además de su hermana Amalia, viven numerosos inmigrantes africanos. Dentro del portal se produjo la primera refriega entre los policías y Fonseca. Sin testigos. Los agentes hicieron constar en las diligencias que Fonseca tiró tres bolas de heroína al suelo, se zafó de ellos, abrió la puerta y chocó contra un Opel Astra aparcado junto a la acera. Los policías lo volvieron a agarrar y Fonseca se libró de nuevo de ellos. En este breve forcejeo, del que sí hay testigos, resultó roto el espejo retrovisor del coche.

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Los policías que detuvieron a Fonseca declaran que no utilizaron las porras para reducirle

Fonseca se precipitó por la calle de la Igualdad, torció por la de Juan Rejón y bajó corriendo por la calle de la Porra en dirección a la del 18 de Julio. Un policía lo perseguía a pie y otro en el coche. Cuando Fonseca llegaba a la del 18 de Julio se encontró con que el coche patrulla le taponaba su vía de escape. Volvió entonces sobre sus pasos sin que el policía que lo perseguía a pie lograra alcanzarlo, ya que corrían por aceras distintas. Fonseca enfiló de nuevo la calle de Juan Rejón, subió por la de la Igualdad y torció por la del 18 de Julio.

Los dos policías lo perseguían ahora en el coche. Justo a la altura del número 16, cuando Fonseca apenas había recorrido 15 metros de la calle 18 de Julio, los policías le atraparon. Según la versión de los agentes, el guineano había caído al suelo.

Ambos policías afirmaron ante sus superiores que a esa hora en la calle del 18 de Julio, centro neurálgico de la noche en Arrecife, había muchos testigos presenciando la escena. No obstante, ninguno de ellos se ha presentado en comisaría a declarar lo sucedido el pasado 20 de mayo. Ninguno de los empleados de los locales aledaños al número 16 de esta calle -un hotel, un prostíbulo y un karaoke- consultados por este periódico presenciaron la detención. Ninguno de los agentes aseguró haber visto tropezar a Fonseca, aunque sospechan que con algo debió toparse porque mantienen que lo encontraron en el suelo.

No obstante, Fonseca no parecía encontrarse muy mermado físicamente cuando los policías volvieron con él, ya esposado, a Igualdad, 6 para recoger un jersey blanco, un reloj y una pulsera de Fonseca que se habían quedado frente al portal a consecuencia de la refriega.

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En el camino hacia la comisaría, otro coche patrulla paró al de los citados agentes para preguntar a sus compañeros si el detenido que llevaban se correspondía con la identidad de otra persona a la que andaban buscando. Al ver que los datos no coincidían, siguieron su camino.

Toda la persecución se desarrolló en pocos minutos, alrededor de las dos de la madrugada, aunque los agentes no supieron precisar ante sus superiores la hora exacta. Del momento de ingreso en comisaría tampoco hay constancia escrita, ya que Fonseca falleció, según la policía, mientras le tomaban la filiación.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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