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TENIS - OPEN DE ESTADOS UNIDOS

Moyà confirma su regreso

El mallorquín derrotó en cuatro mangas a Corretja y se enfrentará a Martin en octavos

El duelo español en el Open de Estados Unidos despertó pasiones y aclaró conceptos. Carles Moyà derrotó a Àlex Corretja por 7-6 (7-4), 6-3, 4-6, 6-4 en 3 horas y nueve minutos, y se clasificó para octavos de final, en los que la pasada madrugada debía enfrentarse al estadounidense Todd Martin. Sin embargo, más que eso, lo que realmente confirmó el mallorquín fue que está de vuelta, que su lesión de espalda está olvidada, que su derecha vuelve a marcar diferencias, que su regreso a la élite mundial es prácticamente un hecho. Y Àlex constató de nuevo lo mucho que le cuesta ganar a Moyà."Era un partido muy especial. Me jugaba mucho y he tratado de estar concentrado todo el tiempo. Àlex está muy en forma, es el mejor del mundo jugando al contraataque. Para mí es muy importante estar en octavos porque creo que el partido fue muy bueno". Los gestos de Moyà al final del encuentro (puños cerrados y movimientos compulsivos con los brazos) sólo demostraron lo mucho que había estado esperando aquel momento. Y realmente mereció el triunfo. No es que Àlex jugara mal. Al contrario. Mantuvo un nivel de juego altísimo desde que el partido comenzó el domingo por la noche hasta que concluyó el lunes por la noche (hora americana). Sin embargo, le faltó una pizca de convicción y de suerte, dos factores que suelen ir combinados.

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Cuando Àlex perdió las dos primeras mangas, la cuestión que flotaba en el aire era por qué no lograba desplegar su mejor juego frente a Moyà si lo había estado haciendo ante Andre Agassi en la final de Washington hace sólo dos semanas y en sus dos partidos anteriores en este mismo Abierto americano. "¿Presión?", respondió Àlex. "Bienvenida sea, porque significa que eres favorito. Y creo que ahora, en este partido, lo era. Él tenía más que ganar que yo: regresa de una lesión. Yo, en cambio, estoy en muy buena forma. Y lo único que lamento es no haber podido sacarla a relucir". Eso le ha ocurrido varias veces contra Moyà, al que ganó en la final del Masters de 1998, pero ante quien ha perdido cinco de las últimas seis veces.

La primera manga fue, probablemente, la de más calidad. "Creo que fue el mejor Àlex que me he encontrado", reflexionó el mallorquín. Las condiciones eran óptimas, y tanto Corretja como Moyà ofrecieron una amplia gama de sus mejores golpes. Los puntos se decidían por aciertos. Y el set se decantó más por detalles que por la superioridad manifiesta de uno u otro jugador: dos bolas cruciales en la cinta de Àlex, algunas dobles faltas, bolas que se escaparon por los pelos. Hubo una circunstancia aclaratoria. Moyà colocó el 61% de sus primeros saques y Àlex se quedó en el 43%. Como consecuencia, el barcelonés concedió cuatro bolas de break (que no se concretaron), y el mallorquín ninguna.

Sin embargo, desde el primer momento, dio la sensación de que Moyà se mantenía muy firme en su convicción de que iba a ganar el partido, mientras que en la cabeza de Àlex permanecían las dudas. Y la lluvia acudió en auxilio del campeón del Masters tras dejar escapar sus dos primeras bolas de break, en los inicios de la segunda manga. En la reanudación (un día más tarde), las condiciones eran otras: hacía viento y frío. Y en este tipo de situaciones Àlex suele bajar ostensiblemente su rendimiento. Moyà se adaptó mejor. "La cuestión era no fallar, y esperar a que Àlex me dejara alguna bola un poco corta para atacarle". Àlex se mostró excesivamente defensivo y cedió la segunda manga. Sólo entonces decidió que debía cambiar de estrategia y empezó a atacar. Presionó todos los segundos saques de Moyà y buscó la red con insistencia. La consecuencia fue que Àlex volvió a entrar en el partido, y que Moyà evidenció que aún le faltan partidos para estar al 100% de su potencial.

Con dos roturas consecutivas, Àlex se anotó el tercer set. Y en la cuarta, salvó la pérdida de su saque (1-2) con un nuevo break (3-3), pero dejó escapar todas sus opciones cuando concedió un contrabreak en el séptimo juego. Allí acabó todo. Corretja se fue con la decepción reflejada en su cara. Moyà, con la convicción de que ya está al 100%. "Estoy como en mis mejores tiempos. Antes creía que no podía ganar a nadie. Ahora, sé que quien quiera ganarme deberá sufrir mucho".

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