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El último éxito de los Beatles

Isabel Ferrer

Los cuatro chicos de Liverpool que revolucionaron la música popular con su banda, los Beatles, y a su modo cambiaron el mundo vuelven a la carga. Con el recuerdo del malogrado John Lennon, asesinado en 1980, Ringo Starr, George Harrison y Paul McCartney han mantenido una larga y sincera conversación titulada The Beatles anthology. Presentada por la editorial Cassel and Co. como la autobiografía definitiva de los artistas más reconocibles del Reino Unido, la obra sale a la venta el 5 de octubre y suma ya 1,5 millones de pedidos por adelantado.Hace treinta años que los Beatles decidieron separarse, pero sus canciones siguen sonando sin que nadie, ni siquiera los aficionados al rock más duro, se sonrojen ante las melodías compuestas por Lennon y McCartney. El trío superviviente peina canas hace tiempo y ha seguido en el negocio de la música con distinta suerte. Algunos, como el propio Paul, son ya abuelos y hasta preparan su primera exposición pictórica. Para el gran público, sin embargo, la década escasa que pasaron juntos, su meteórico ascenso al estrellato, las inevitables peleas, las drogas, la agria ruptura y, por supuesto, la muerte de Jonh Lennon conservan un punto de misterio que ha alimentado la veneración profesada por la legión de seguidores dispuesta a adquirir el libro.

Resumida en dos entregas por el rotativo The Sunday Telegraph (ayer salió la primera parte), la autobiografía es lo más parecido a una charla reposada entre Ringo, George y Paul. Desgranados de forma cronológica, sus recuerdos devuelven la imagen de unos anónimos jovencitos de Liverpool que sumaron sus fuerzas -y su innegable talento- para hacerse un hueco en el panorama musical británico. "Creo que el nombre nos lo puso John, aunque no está muy claro. Beetle se usa en Estados Unidos para nombrar a las chicas que van en grupo y en moto, y era la época de aquella película en la que Marlon Brando interpretaba al jefe de una panda de motoristas airados. No sé. Tal vez John y Stuart Sutcliffe [que tocaba con ellos al principio] pensaron en eso al inventar los Beatles", señalan a medias Paul y George al principio de la obra.

Con la serenidad ganada en las tres décadas que llevan separados, los Beatles rememoran sus primeros viajes apretujados en una camioneta y el deslumbramiento que les produjo su primera gira a Alemania. Hamburgo no sólo les facilitó el camino de la fama; allí consumieron sus primeras drogas y salieron con más chicas que nunca. "Las inglesas de los años sesenta llevaban lo más parecido a un corsé. Nunca conseguías quitarles nada. Las alemanas, por el contrario, eran mucho más expeditas", aseguran al unísono George, Paul y Ringo.

Los seis años que han necesitado para ordenar sus memorias conjuntas no parecen haber restado frescura al escrito. La intensidad de su pasada relación artística hace que las críticas a McCartney por haber admitido que tomaban drogas y, en especial, por anunciar la ruptura poco antes de que ésta se produjera, sean hoy más cándidas que sarcásticas. "Nos costó 18 meses que tomara LSD y luego va y le dice a todo el mundo que nos drogamos", lamentan casi entre risas Ringo y George. Lejos de sentirse herido, McCartney responde que lo suyo fue un gesto sincero: "Yo sólo subrayaba lo que todos sabíamos y nadie reconocía".

Tampoco los beneficios derivados de la venta del libro conseguirán alterarles. Traducida en principio a ocho idiomas y a punto de cerrarse el trato para la versión en chino, la obra podría vender hasta 20 millones de ejemplares. Los mil millones largos de libras que ello supondría en efectivo serán repartidos a partes iguales entre los tres artistas y Yoko Ono. La viuda de Lennon no ha participado en el proyecto, pero ha sido incluida como uno de sus beneficiarios legítimos. A pesar de que las cuentas corrientes de los Beatles siguen siendo abultadas, los tres han asegurado que no les ha movido el dinero, sino el afán de aclarar de una vez los errores y malentendidos fomentados por los más de 400 volúmenes escritos sobre ellos sin su permiso.

Como era de esperar, el taciturno George Harrison ofrece al final la versión más profunda a la vez que sencilla de la separación más sonada de la música popular. "La banda se nos quedó pequeña. Nosotros habíamos evolucionado, y seguir metidos en ella resultaba asfixiante", dice, restando importancia a la intervención de Yoko Ono, Linda McCartney o cualquier otra persona en la desaparición de los Beatles.

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