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Reportaje:ANDALUCES OLÍMPICOS

Un sable en todo lo alto

Fernando Medina, sevillano de 27 años, es la mejor baza de la esgrima española

Alejandro Bolaños

NOMBRE: Fernando MedinaNACIDO EN: Sevilla.

EDAD: 27 años.

ESTATURA: 1.70.

PESO: 69 kilos.

ESPECIALIDAD: Sable.

EXPERIENCIA OLÍMPICA: Decimo puesto individual y sexto puesto por equipos en Atlanta 1996.

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OBJETIVO: Por encima del octavo puesto (diploma).

PALMARES: Primero en los Campeonatos de España.

Agresividad, elasticidad, velocidad, reflejos, una pizca de suerte y un arbitraje justo; el equipo español de sable necesitó de todo eso para clasificarse para los Juegos Olímpicos. Y lo hizo en abril, cuando el tren para Sydney ya estaba en marcha. Fernando Medina, Alberto Falcón y Jorge Pina quemaron el último cartucho en Sofía (Bulgaria), en una prueba de la Copa del Mundo que daba acceso a la competición olímpica sólo si los tres componentes de una selección copaban los tres primeros puestos.La clasificación in extremis del equipo masculino de sable permitirá a la esgrima española tener tres representantes en los Juegos Olímpicos. Los tiradores tuvieron una pobre actuación en los Campeonatos del Mundo, competición que daba el pasaporte a Sydney a las ocho primeras selecciones y no hubo repesca ni para el florete ni para la espada.

"Es una pena, porque España acaba de hacer unos resultados estupendos en los Campeonatos de Europa", se lamenta Medina, sevillano de 27 años, quien no acudió a esta competición que se celebró en julio en Madeira (Portugal). Desde abril, toda su preparación está centrada en los Juegos Olímpicos. "Acabo de hacer dos semanas muy fuertes en Hungría, allí la esgrima tiene mucho nivel", explica el tirador, quien parte ya a Sydney el próximo martes.

La esgrima es un deporte minoritario, pero Medina niega que sea elitista. "Necesitas poco equipo y te permite ganar a un rival más fuerte que tú en un día afortunado", indica el tirador sevillano, quien se confiesa "enganchado" por los duelos a sable "que pueden parecer agresivos, pero nunca son violentos".

Empezó a ensayar fintas, ataques y defensas a los ocho años. Su familia, que residía en el hispalense barrio de La Macarena, se desplazó a Barcelona por motivos profesionales. En el Jaime I, el colegio al que fue en la capital catalana, les hacían elegir entre varias actividades deportivas extraescolares. Y Fernando siguió el camino de su hermano mayor. "Quizás por la influencia de mi abuelo materno, que era militar", aclara. Su hermano abandonó poco después, pero él empezó a ganar competiciones, se federó, y a los 16 años ya estaba en Madrid, entrenando con los mejores tiradores del país.

Medina reivindica su origen andaluz, sus visitas a Sevilla son habituales, pero no tiene muy claro que su camino hubiese sido el mismo si su familia no se hubiera trasladado a Cataluña. "En Andalucía se debe apostar mucho más por el deporte escolar y extraescolar", afirma. Su evolución reciente está muy ligada a los intensos entrenamientos en el Centro de Alto Rendimiento de Esgrima, las amplias instalaciones de un antiguo cine reconvertido de Madrid.

La esgrima de alta competición exige dedicación a tiempo completo, pero está muy lejos de ser un deporte de masas, su presencia en televisión es testimonial y los patrocinios publicitarios son escasos. Los ingresos de un tirador dependen en gran medida de las becas de la federación y, en el caso de los de más nivel, del programa olímpico ADO. "En la esgrima es tan importante la experiencia como el físico", dice Medina, quien espera estar en su "mejor momento" en Atenas 2004, con 31 años. Y para cuando cuelgue el sable, espera ser técnico en deportes recreativos y de ocio.

Sus planes de futuro, ahora, no abarcan tanto tiempo, apenas un mes. "Los que más me preocupan son franceses y rusos, aunque en un día bueno puedes ganar a cualquiera". Medina consideraría "una desilusión" no superar los resultados de Atlanta 1996 (sextos por equipos, décimo en la competición individual), su única experiencia olímpica. El objetivo del tirador sevillano es estar entre los ocho primeros (diploma olímpico), pero no descarta tocar metal. "Si consigo la medalla, me bajo a ofrecérsela a [la Vírgen de] la Macarena, es una promesa", asegura.

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