_
_
_
_
_
Reportaje:

Así cayó el pez gordo de la heroína

Francisco Peregil

El imperio de El Paralítico, el mayor narcotraficante de España, comenzó a desmoronarse con la detención de su lugarteniente

La mañana del sábado en que la Unidad Central de Estupefacientes anunció que había detenido al portugués José Gomes P. C., alias El Enano, acudió a la conferencia de prensa la cúpula de Interior con el ministro Jaime Mayor Oreja al frente.El Enano había caído en abril del año pasado con 319 kilos de heroína y 52 de cocaína. Hasta entonces, la policía jamás se había enfrentado a un traficante tan hábil. Cambiaba los móviles y los coches de sus hombres en cada entrega de mercancía, montaba su propio servicio de contravigilancia, y no le traicionó ni un solo músculo de la cara cuando lo detuvieron.

Pero detrás de El Enano, una vez más, planeaba en vuelo libre la sombra de su jefe, Ufir Cetinkaya, El Paralítico, el verdadero capo, la pesadilla de la Unidad Central de Estupefacientes, el tipo que abastecía de droga dura las esquinas del país, el hombre al que en una cinta grabada por la policía se le oyó amenazar: "Ahora voy a inundar España de heroína".

Desde que le incrustaron dos balas en la columna durante una refriega con otros traficantes, Cetinkaya -acompañado siempre por un médico al que apodan El Chino y por una sonda para orinar- no ha hecho más que ensanchar las fronteras de su imperio. Anclado a su silla gobernaba todo el entramado de enlaces que se encargaba de recoger la materia prima en la media luna de oro -una zona comprendida entre Afganistán, Tayikistán y Pakistán- y distribuirla entre Holanda, España y Portugal.

¿Por qué no se le había echado mano aún? El propio ministro se lo preguntó a sus colaboradores cuando terminó la rueda de prensa en la que había anunciado la detención de El Enano.

-¿Dónde vive éste? -Mayor Oreja continuaba inquiriendo por Cetinkaya.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

-En Estambul.

-¿Pero en la legalidad?

-Sí. Llegó a estar en la cárcel aquí, pero salió en libertad provisional y se escapó. Lo tienen vigilado, pero es multimillonario y vive en libertad.

Después de enterarse de que El Paralítico vivió varios años en Vallecas hasta que fue detenido en Barajas en septiembre de 1991, tras conocer que Cetinkaya pasó cuatro años en la cárcel y de que salió tras obtener la libertad provisional por un retraso en la Audiencia Nacional, y que desde entonces vivía en Estambul impunemente, el ministro inquirió:

-Pero tiene que haber en ese país un descontrol altísimo para que este hombre siga en libertad, ¿no?

Tan grande era el descontrol que la unidad encargada de vigilarlo desde hace dos años, como si se tratara de Los intocables de Elliot Ness, fue formada en Ankara sin ninguna relación con la de Estambul. En la capital de Turquía se habilitó una oficina para ellos al margen de la Policía Nacional. Todos sus pasos, sus idas y venidas de Estambul a Madrid para entrevistarse con los hombres de la Unidad de Estupefacientes, se mantuvieron en riguroso secreto. La misión de Los intocables era vigilar cada movimiento de El Paralítico, acechar también a su mujer, a su más estrecho colaborador, Cemal Nayir, y detenerlos en cuanto el fiscal lo ordenara. Mientras tanto, el fiscal turco encargado del caso resolvía siete comisiones rogatorias en España.

La brigada especial diseñó durante meses el golpe a Cetinkaya y lo bautizó como Operación Matador, en alusión a la estancia de Cetinkaya en España. Más importantes que los chalecos antibalas a la hora de prender al Paralítico eran las cintas grabadas por los agentes españoles en las que se oye a Centikaya intervenir en cuatro operaciones, y a su íntimo colaborador, Cemal Nayir, de 49 años, en siete.

"Nayir es un tipo con más clase que su jefe. Está casado con Donalda McArthur, una española de origen australiano. Habla español perfectamente, mientras que el turco sólo lo chapurrea", señala un responsable de estupefacientes. "Además, el turco es un fanfarrón. Una vez, la policía alemana le confiscó un camión de heroína. Y a los alemanes se les escaparon 53 kilos. Estaban tan bien escondidos en la maquinaria que no los vieron. Y a Cetinkaya no se le ocurrió otra cosa que, con toda su chulería, mandar a un abogado a Alemania para traerse el camión. Pero nunca se lo pudo traer porque nosotros escuchamos sus conversaciones por teléfono. Nayir, sin embargo, no es tan fanfarrón. Tan importante para nosotros es la detención de Nayir como la del Paralítico. Porque Nayir era en quien él había delegado últimamente, el único que hablaba con la gente de aquí".

Y "la gente de aquí" es El Enano, José Gomes P. C., también llamado El Portugués, nunca olvidado por sus jefes de Turquía. "Nos consta que tanto El Enano, desde la cárcel, como su propia familia, desde un chalé de Málaga, han estado recibiendo dinero de Cemal Nayir".

Con la detención de El Enano fue desmoronándose como un dominó toda la red. La droga tenía que seguir llegando a España. "Es como una fábrica que no puede dejar de sacar su mercancía, perdería mercado, se hundiría", señala un agente. Y el problema era que no había nadie que controlase todo el proceso de distribución como lo hacía El Portugués.

En octubre cayeron Numan Turkhan y su mujer, Hediye Sekman, encargados, según la policía, de distribuir la droga en Portugal. Y en noviembre, Loghman Ghodci, que blanqueaba el dinero a través de una agencia de cambio radicada en Estambul bajo el mando de Alí Inal, alias Alí el Mierda. Sólo faltaba detener al capo de los capos.

El Paralítico cayó al fin en la madrugada del lunes 14 de agosto. Junto a él, 13 personas, entre las que se encontraban su esposa y El Chino, su médico particular. Lo del Chino puede resultar un dato anecdótico en el sumario, pero lo de la esposa no. Los agentes no han encontrado ningún documento oficial donde se acredite el matrimonio. La ceremoria fue meramente religiosa. "Lo hizo así para poner todos sus bienes a nombre de ella. Pero no les va a servir de nada. Estamos bien documentados".

No fue nada fácil dar el paso de la detención. Al estilo de los narcos colombianos, El Paralítico se había convertido en un gran benefactor. Había comprado el terreno para construir un colegio al que pensaba ponerle el nombre de su hijo mayor muerto, Urfi Cetinkaya. La historia del hijo se bifurca en dos versiones. En la de El Paralítico, el hijo murió en un accidente de tráfico. En la de la policía turca, falleció jugando a la ruleta rusa.

Ya fuese la muerte por una causa o por la otra, el caso es que El Paralítico no se dejó amilanar por la pena. Jamás consumió heroína, pero organizaba fiestas en su finca de Estambul a las que acudió hasta algún diputado turco.

La noche en que Los intocables detuvieron literalmente en calzoncillos a El Paralítico también le colocaron las esposas a dos altos mandos policiales de Estambul. Se cerraba así un capítulo importante en una biografía marcada por la astucia y la ambición.

Esos dos rasgos lo sacaron de los suburbios de Estambul, donde se dedicaba al contrabando de tabaco en 1980, cuando aún andaba sobre sus piernas. Y eso mismo es lo que le hizo caer en las redes de la policía. "A este tipo de personas les gusta ser obreros y directores al mismo tiempo. Por eso tenemos cuatro cintas de él dirigiendo el cotarro". La última palabra la tendrá la justicia turca.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_