El Valencia golea al Tirol Innsbruck y se mete en la Liga de Campeones

El Inter, eliminado

Bajo un calor asfixiante, el Valencia recurrió al estado mágico de Mendieta para tumbar a un rival peliagudo, no por juego sino por malas artes. El conjunto de Cúper apretó los dientes, aguantó la tunda austríaca y se agarró de la brisa que trae Mendieta, dispuesto a abrir cualquier choque apestoso con una acción magistral. Ayer fue un derechazo desde la esquina del área el que resquebrajó la coraza tirolesa. A partir de entonces, los valencianistas agrandaron progresivamente el inmenso trecho que separa el fútbol español del austríaco. Hasta la goleada. Mestalla aplaudió la entrega y la puntería de Diego Alonso, el sustituto del Piojo en el centro del ataque; perdonó el poco oxígeno del esloveno Zahovic; y valoró la personalidad de Deschamps y Baraja en el eje del campo. Ésas eran las novedades. El resto se conocía, la categoría del Kily, de Carboni y, sobre todo, de Mendieta se puso otra vez de manifiesto.Este Valencia es distinto del que alcanzó el subcampeonato europeo el pasado año. Mucho menos veloz, menos fluido en la circulación de balón, pero más compacto si cabe: con una capacidad de trabajo inmensa. Más del gusto de Cúper, en suma, cuya máxima preferida es "trabajo, silencio y suerte". Aquí defienden todos. Incluso el delantero centro, el espigado Diego Alonso, de quien casi se diría que defiende mejor que ataca. Aunque tampoco es eso. Su toque es defectuoso, sufre con el balón en los pies, pero remata con precisión. Ayer dos veces a gol, la segunda, una precisa volea con la izquierda que sacó lustre a una excelente internada del Kily González. El retorno del Kily al equipo resultó decisivo. Su tránsito por el flanco i

zquierdo es vital.

La sorpresa de la jornada fue la eliminación del Inter de Milán ante el Helsingborgs sueco. Tras caer por 1-0 en la ida no pudo superar el 0-0 en San Siro. Por cierto, uno de sus nuevos fichajes, el ex valencianista Farinós, no podrá visitar Mestalla esta temporada.