"Antes me decían: cómo quieres triunfar con ese apellido"

"A mí, el mundo árabe me ha hecho mucho daño" es la frase que hizo que María Barranco se convirtiera en estrella. Fue gracias a Pedro Almodóvar. Pregunta. Acaban de inventar el salvaeslip tanga. Diga algo.

Respuesta. ¿En serio? Eso me pasa por no ver la tele. ¡Y yo que me creía moderna porque voy enseñando la ropa interior como las niñas!

P. ¿No le gusta le tele? ¿Ni siquiera Hola, Rafaella?

R. La tele me parece muy petarda. Por suerte, a las actrices ni nos llaman para trabajar porque ya hay otro tipo de gente que se presta.

P. Pues deberían: usted tiene fama de mejorar los diálogos.

R. Qué piropo. Entonces, todos los políticos deberían tenerme en nómina.

P. Y si fuese primera dama, ¿se llevaría un pareo a Oropesa?

R. Me bañaría en leche de burra, como Cleopatra. Y, desde luego, en la intimidad.

P. Ser andaluza parece duro, todo el día haciendo como que estás de fiesta.

R. Pues no es broma. En el sur tenemos tiempo para echar unas risas, y eso es calidad de vida.

P. Deme un consejo para mejorar la calidad de la mía.

R. Haz la siesta; si puedes, acompañada.

P. ¿Cuántos parientes gorrones tiene ahora mismo en casa?

R. Mi casa es una feria. Los momentos de soledad, en mi vida, los menos. Si estoy sola me muero de tristeza.

P. Oiga, ¿y por qué es una chica Almodóvar, pero no es una chica Uribe?

R. Es que Pedro en eso es más especial, saca a más actrices que los demás, y claro, la cosa se presta.

P. ¿Su infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y tal?

R. Casi. El olor del jazmín, el de la leña del fuego, y mi madre que cantaba "la zarzamora"... y "el toro enamorado de la luna"...

P. Qué recuerdos más apañados.

R. También los tengo malos. Quería ser un niño. No me gustaba la escuela, ni coser.

P. ¡Su drama oculto es que no le gustaba el punto de abeja!

R. ¡Uf! Ni el punto de abeja ni la vainica. Odiaba tanto ese muestrario, que lo usaba de pañuelo.

P. ¿Y al llegar a Madrid...?

R. Me decían: ¿cómo quieres triunfar con ese apellido?