A sacarse la espina de Sevilla
El marchador Francisco Fernández quiere mejorar su papel del Mundial de 1999
NOMBRE: Francisco Fernández Peláez.LUGAR DE NACIMIENTO: Guadix. (Granada).
EDAD: 23.
ESTATURA: 1,75.
PESO: 63.
ESPECIALIDAD: 20 kilómetros marcha.
EXPERIENCIA OLÍMPICA: Debuta en estos juegos.
OBJETIVO: Rendir como él espera.
PALMARÉS: Bronce en los Campeonatos de Europa de 1998. Récord de España.
Sevilla. 22 de agosto de 1999. Campeonatos del Mundo de Atletismo. 19.30 horas. 40 grados centígrados a la sombra. Prueba de los 20 kilómetros marcha. Al joven atleta granadino Francisco Fernández le pesan las zapatillas como si fueran de plomo. Para colmo, y a pesar del calor, un ruso va en primera posición. Al final, Paquillo, como lo conocen en su pueblo, Guadix, entra en la meta en décimoquinto lugar.
"Demasiada presión. Estaba muy motivado por competir en España. Quería hacerlo bien. Dar una satisfacción a toda mi gente, que me animaba en la calle", recuerda ahora el atleta.
Fernández había ganado justo un año antes la medalla de bronce en el Campeonato de Europa de Atletismo celebrado en Hungría. Sabía que en Sevilla, donde se concentró una constelación de estrellas del atletismo, se esperaba mucho de él. Ahora quiere olvidar y sacarse en Sydney la espina que se le clavó aquella tarde.
Y es muy posible que lo consiga. Fernández, con sólo 23 años, afronta su primera participación en unos Juegos Olímpicos en un fantástico estado de forma. Hace sólo dos meses que batió el récord de España de su distancia, rebajando en 29 segundos la anterior marca de Valentín Massana.
Ha logrado la medalla de bronce en la Copa de Europa y ocupa el quinto puesto de la clasificación mundial de su disciplina.
Además, la ciudad australiana le trae muy buenos recuerdos. En sus calles se proclamó, en agosto de 1996, campeón del mundo de marcha en categoría junior.
Pero, de momento, no quiere hacerse demasiadas ilusiones. "Veo muy difícil conseguir una medalla. He de ser realista, es la primera vez que participo en unos Juegos Olímpicos. Me quedaré satisfecho con rendir al nivel que espero", dice.
Francisco Fernández lleva un mes entrenándose en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sierra Nevada. Corre unos 150 kilómetros a la semana, pero en unas condiciones muy diferentes a las que sabe que se encontrará en Sydney. "Busco terrenos difíciles, empinados. Subo al pico del Veleta y hago pesas para ganar fuerza y potencia". Un trabajo que le ayudará a sentirse mejor en Australia, donde correrá el 23 de septiembre con un alto índice de humedad en el ambiente.
La marcha ha dado desde 1980 tres medallas olímpicas a España. Las tres obtenidas por atletas de Cataluña, donde está la mejor escuela de marchadores. ¿Cómo ha conseguido descollar un andaluz en esta disciplina? La respuesta la tiene Manuel Alcalde, entrenador de Fernández.
Aunque vive en Cataluña, Alcalde -que participó en los Juegos de Los Ángeles, en 1984, y Seúl, en 1988- es natural de Guadix, donde en 1987 creó una escuela de marcha. Paquillo fue el chaval que más despuntó en este centro. Pero Alcalde confía que su trabajo dé otros frutos en el futuro. "La marcha es un deporte duro. Requiere fondo físico y mucha técnica", explica.
España es hoy -junto a Rusia, China y México- una potencia de la disciplina. Y fue la técnica que requiere la que, posiblemente, impidió un desarrollo más rápido. "En mis tiempos, los gestos que exige la marcha eran motivo de mofa en España. Antes era imposible que una atleta saliera sola a entrenarse por la carretera sin que intentaran tocarle el culo", recuerda Alcalde.
Francisco Fernández no ha tenido que sufrir esta incomprensión. Son otros tiempos. Pero debe sufrir otros inconvenientes. A Paquillo la marcha le da para vivir, pero para nada más.
"Este deporte nunca estará bien pagado, porque no mueve a las masas. Imagínate cuánto dinero ganaría si en lugar de ser quinto del mundo de marcha lo fuera de los 100 metros lisos. Y si de tenis o fútbol se tratara, mejor ni hablar", dice su preparador.
Alcalde opina que es díficil que abunden atletas como Paquillo, de los que dice que aparece uno cada 10 años. "Y aún no ha llegado al límite de sus posibilidades", asegura el entrenador del atleta granadino.
Teniendo en cuenta que la vida deportiva de un marchador se prolonga hasta los 35 años, Paquillo Fernández tendrá aún la oportunidad de demostrar su talento en al menos tres Juegos Olímpicos más.
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