"Prefiero la pelea y el enfrentamiento a la indiferencia"

Ya con los ánimos más calmados tras la tempestad vivida el viernes a raiz de la rebelión que protagonizaron los jugadores del Betis, el entrenador verdiblanco, Fernando Vázquez, quiso restar importancia ayer a la grave crisis que ha generado la postura adoptada por la plantilla que dirige y la réplica ofrecida por el presidente del club, Manuel Ruiz de Lopera, quien anunció que el club demandará a todos los componentes de la plantilla y no dudó en personalizar sus ataques contra jugadores como Roberto Solozábal, Hristo Vidakovic o Finidi George, a quienes acusó de instigar y provocar la revuelta del vestuario.En un tono conciliador y bajo la premisa de que no piensa en dimitir por la atípica y convulsa pretemporada que atraviesa su equipo, Vázquez se ofreció como interlocutor entre los jugadores y la directiva del Betis con el fin de encontrar una pronta solución al conflicto. "En una casa prefiero la pelea y el enfrentamiento antes que la indiferencia y, aunque esta situación tiene puntos negativos, también yo le veo puntos positivos en el sentido de que el equipo intenta solucionar sus problemas y lo hace de forma unánime. Es más, si esta herida se cura bien, el Betis puede salir ganando", afirmó el entrenador del Betis.

Vázquez, que se declaró neutral, cuenta con gran predicamento entre los jugadores, hecho que sirvió para que éstos le consultaran antes de anunciar el pasado viernes su intención de no jugar los cinco partidos amistosos que restaban de pretemporada y de denunciar la irregular situación económica de algunos jugadores, así como las amenazas proferidas por Lopera contra ellos.

"Yo no estoy aquí para agravar los problemas sino para resolverlos. Estoy entre los jugadores y el presidente. Ni quito ni doy razones. Lo que quiero es arreglar la situación, que el Betis gane partidos y que lo que hoy son gritos e insultos de la afición se conviertan en aplausos y cariños mañana", explicó el preparador gallego.

Vázquez reveló que el motín de la plantilla "venía gestándose desde hace tiempo" y que él mismo se lo había comentado al presidente en una reunión que mantuvieron a principios de esta semana.

La plantilla, a la espera

Los jugadores, por su parte, después de anular el plante que anunciaron, aguardan que el club dé un paso adelante para explorar posibles vías de solución al conflicto, aunque la condición indispensable para alcanzar un acuerdo pasa, según reafirmaron, porque el club y Tegasa se pongan al día en el pago de las deudas que tienen contraídas con algunos integrantes de la plantilla. A Solozábal, Tegasa le adeuda cerca de 20 millones de pesetas en concepto de derechos de imagen de las últimas dos temporadas. A Vidakovic, esta sociedad le debe 57 millones, y Finidi denuncia que en su contrato figura una claúsula que él no acordó por la que dejaría de percibir sus derechos de imagen si dejaba de jugar tres partidos consecutivos.El primer gesto del club no ha gustado en el vestuario del Betis. Aparte de cargarles con el pago de los 25 millones que reclama el Mérida por la suspensión del partido amistoso que debían disputar el viernes, desde el club se anunció que los jugadores serán multados con 400.000 pesetas más 10 días de suspensión de empleo y sueldo.

A este respecto, y contestando la pregunta que lanzó Lopera sobre por qué no habían denunciado al Betis ante la Liga de Fútbol Profesional si les adeudaba dinero, los jugadores apuntaron que no denunciaron al club porque "las deudas las tiene contraídas Tegasa y no el Betis", en concepto a sus derechos de imagen.

Además, los futbolistas dicer ser conscientes de que su decisión de plante era "ilegal", según los estatutos de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), y de las consecuencias que esta medida podría acarrearles si fuese considerada como "falta grave" por la AFE, esto es, 400.000 pesetas de sanción y de dos a ocho días de suspensión de empleo y sueldo. En caso de haber incurrido en una falta "muy grave", según la normativa de la AFE, la sanción podría conllevar el despido. Aun así, los jugadores dijeron que siguieron adelante por considerar que era la única forma de solucionar los problemas económicos y acabar con la práctica dictatorial que en este capítulo emplea el presidente del Betis.