La oportunidad que sí llegó
En 1992, pagó su juventud y no fue seleccionado. Entonces, Carlos Carreño tenía 19 años y la cita olímpica de Barcelona le fue negada. "Pienso que mi nivel era para haber estado", sostiene sin tapujos después de ocho años. Sin embargo, con Sydney ha llegado su gran momento deportivo y la oportunidad de exhibirse en ese "gran escaparate" que supone para cualquier deportista estar en unos Juegos Olímpicos.Carreño participará como central del equipo español de voleibol y, como el resto de sus compañeros, ya sueña con lo que pueda suceder en septiembre. "El objetivo es mostrar un alto nivel de juego y repetir un octavo puesto sería bueno a nivel de equipo, aunque a nivel personal se quedaría corto", apunta. El esfuerzo físico y mental que supondrá Sydney para los 12 jugadores que integran la selección lo empiezan a padecer estos días en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), donde permanecerán concentrados hasta el 5 de septiembre, con entrenamientos de mañana y tarde.
"Las tres primeras semanas serán francamente duras a nivel físico. Pero los últimos días bajará el nivel de entrenamiento, porque es demasiada carga para afrontar la presión de los partidos", sostiene el deportista.
Este almeriense de 27 años, casado y con una hija, confía en llegar a semifinales en Australia después de 12 años de una vida sacrificada y llena de renuncias.
"Al principio, cuando empecé en esto, era todo como muy inocente porque no te dabas cuenta de la dedicación total que le das a este deporte. Luego ves que lo tienes que dar todo". El todo en Sydney ni siquiera les permitirá acariciar la medalla, objetivo que el jugador reconoce como "muy complicado".
"Conseguir una medalla es difícil para el voley nacional. El mayor logro sería jugar un alto nivel deportivo, dificilísimo de repetir", asegura.
El jugador del Unicaja Almería -jugará la próxima temporada y probablemente renueve por tres años- guarda especial gratitud hacia cuatro entrenadores que, de un modo u otro, son "responsables" de su momento actual: Gilberto Herrera, José Miguel Serrato, Axel Mondi y Raúl Lozano. "Gilberto me enseñó a mostrar mi agresividad dentro del campo; José Miguel me educó en este deporte; Axel me ha enseñando a ser un gran competidor y Raúl Lozano me ha transmitido la técnica en estado puro", explica. Con relación a la entidad deportiva de Andalucía, Carreño asegura sentirse satisfecho en lo que atañe a su deporte. "Tenemos un buen nivel deportivo y yo siempre he pensado más allá: en el nivel de mi país", apunta.
Carreño apela a la importancia de la comunicación entre los componentes del equipo, algo conseguido entre él y Cosme Prenafeta, que juega de colocador en la selección, a la perfección. "Es importante saber comunicarte en palabras muy cortas para que te entiendan rápido. Es difícil. Con Cosme no hacen falta palabras, con mirarnos lo tenemos todo dicho para hacer lo que queremos cada uno".
Lo de estar en Australia en septiembre es el comienzo de un sueño fraguado desde la adolescencia y rematado con incontables horas de gimnasio, entrenamientos de pista, dietas muy equilibradas, noches de sábados más bien recatadas en alcohol y ausencias frecuentes que padece su hija, acostumbrada ya, con tan sólo tres años, a ver a su padre en la televisión.
Pero antes de tomar el avión hasta Sydney, Carreño ya está satisfecho de su suerte. "Aparte de situaciones personales, representar a tu ciudad, tu región y tu país es una satisfacción muy difícil de tener en otro tipo de trabajo".
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