Despedida de oro
Elena Benítez aspira a la medalla "oficial" en Sydney
Con 33 años se enfrenta a sus últimos juegos olímpicos con el deseo de dejar su deporte, el taekwondo, "lo más alto posible". En Sydney este arte marcial milenario pasará de ser deporte de exhibición a ser competición oficial. En Australia competirán cuatro representantes por país y "si todo sale bien", la cifra aumentará a 12 luchadores en 2004.Elena Benítez no vivirá en activo la deseada consagración del taekwondo pero ése es el legado que quiere dejar. La deportista andaluza aguanta "el peso de la edad" en el deporte de élite porque las lesiones le han respetado. Sydney es el principal reto de esta atleta que empezó tarde a entrenarse y a competir, pero que no ha dejado de colgarse medallas en todas las pruebas en las que ha participado. Ahora sueña con llegar a lo más alto para que el taekwondo, un deporte desconocido en España, sea por fin reconocido como ella cree que merece.
NOMBRE: Elena Benítez
EDAD: 33 años. ESTATURA: 1,67. PESO: 65. ESPECIALIDAD: Taekwondo. EXPERIENCIA OLÍMPICA: Seúl'88 y Barcelona'92. OBJETIVO: Medalla. PALMARÉS: Oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992. Oro en el Campeonato del Mundo de 1999.
Elena Benítez empezó a practicar este deporte porque le gustaban las películas de Bruce Lee. De las producciones de ficción que veía embobada delante del televisor con 14 años se pasó a la realidad y acudió a un gimnasio cercano a su casa de San Pedro de Alcántara, su lugar de nacimiento. Buscaba "encontrar el ambientillo de las películas". Y aunque no encontró bandas enfrentadas, sí se animó y siguió practicando este deporte como una buena manera de "mantenerse en forma".
Tras el paso por el gimnasio de San Pedro de Alcántara se mudó a Granada y allí empezó a entrenar más en "serio" en el gimnasio y también a competir. En 1986 representó al equipo nacional en el extranjero y dos años más tarde recibió una beca de la Federación Española para acudir a los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, donde llegó hasta los cuartos de final. Su momento más brillante llegó en 1992, cuando consiguió el oro en el torneo olímpico de Barcelona, su segunda casa.
Aterrizó tarde, con 21 años, al lugar destinado para los deportistas de élite, el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de San Cugat. Ese inicio tardío en el deporte de élite le permitió conservar a sus amigos de la infancia y poder "desconectar" de vez en cuando, "porque es muy duro estar rodeado todo el tiempo de deportistas y no hablar de otra cosa, aunque éstos sean al final los que mejor te entienden cuando tienes problemas". Lleva doce años viviendo en el CAR y ya es una veterana que no comparte habitación con nadie, un lujo que consiguió hace apenas cuatro años.
Doce años preparándose todos los días para ganar combates que duran apenas tres minutos. Confiesa que está "un poco cansada" aunque intentará llevarse el oro olímpico a casa. Con es único objetivo entrena seis horas diarias.
Elena Benítez compite en la categoría más pesada, 67 kilos, y, aunque que no está especialmente preocupada por la dieta, el peso es el peor recuerdo de su carrera deportiva. En la Copa del Mundo de 1991 en Zagreb (Yugoslavia) no pudo competir porque estaba inscrita en la categoría de los 60 kilos y llegó con 150 gramos más. Se tuvo que volver a casa e incluso se planteó dejar su deporte, algo que le ronda la cabeza "todas las noches previas a una competición" cuenta entre risas.
También con una sonrisa en la boca, Elena Benítez desmiente el mito del deportista serio y concentrado. Su tiempo libre lo aprovecha para irse de juerga con los amigos. "Salir el sábado y volver el domingo por la noche es un respiro porque, a veces, necesito desconectar de todo". Antes de desconectar con unas largas vacaciones, se prepara a fondo para su primer combate. Será el día 29 en Sidney, y con el objetivo de llegar a lo más alto. Como en las películas.
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