Julio Bocca mezcla el tango con la danza más pura en su gira española
Regresa a España uno de los mejores valores de la danza mundial. El argentino Julio Bocca, de 33 años, comienza hoy una gira de 18 días al frente de su compañía Ballet Argentino. El debú será en Peralada (Girona), pero el plato fuerte se servirá en Madrid, donde presentará el quinteto Piazzolla Tango Vivo, con música de Astor Piazzolla y coreografía de Ana María Stekelman. El estreno mundial fue el mes pasado en el teatro Coliseo, de la ciudad argentina de La Plata, donde conversó con este periódico.Viene de una intensa gira por Argentina y varias actuaciones en Alemania, Italia y Portugal. En septiembre recorrerá de nuevo su país, y Estados Unidos lo espera en octubre y noviembre. Tiene prácticamente organizada la temporada del año que viene y ya está pensando en el año 2002. Su ritmo de trabajo es impresionante: más de 100 funciones en lo que va de año, que incluyeron dos meses seguidos en Broadway, donde se estrenó con la comedia musical Fosse (ocho funciones semanales). "Y me quedan otras tantas".
Bocca se mueve en el diálogo con la misma soltura que en el escenario. La confianza llega en cuestión de segundos, tanto por su forma de hablar como por la sencillez con que desmitifica su profesión. ¿El público español? "Creo que el ballet no es para entendidos, sino para gente que disfruta del espectáculo. Me siento cómodo en España. Siempre me han recibido muy bien. No dejo de sorprenderme de cómo me trata la prensa".
"A España llevamos dos programas. En los dos programas hay clásico, contemporáneo y moderno, de todo un poco. Siempre trato de hacer todos los estilos. En bastantes lugares de la última gira nos pidieron que nada de clásico, sólo contemporáneo. Llevamos cosas nuevas, como los tangos de Ana María Stekelman, una obra nueva de un húngaro que es de la compañía, está el padre de don Quijote, como siempre, y estamos llevando dos obras de Marta Graham. Es un privilegio para la compañía tener dos piezas de una gran coreógrafa como ella".
Una cara aniñada, un cuerpo que roza la perfección, y una expresión de lince. Julio Bocca transmite una enorme vitalidad. Una hora antes de la actuación se somete, como uno más, a la clase de estiramiento y relajación que reciben todos los miembros de la compañía. En el escenario es el amo y señor, desde el mismo instante en que salta como un león para interpretar el Don Quijote, grand pas de deux, junto a Luciana Paris. El público no deja de aclamarlo, especialmente el sector femenino, desde el primer acto. Lo sabe y lo agradece.
¿Cuál es el aspecto más importante de la danza para Julio Bocca? "En estos momentos lo más importante es disfrutar arriba del escenario. No importa lo que estoy haciendo. Puede ser un mambo, un tango, el don Quijote, una obra contemporánea, salsa... Lo importante para mí es poder estar en el escenario, tener esa posibilidad, que es lo que elegí".
En la presentación de Piazzolla Tango Vivo, el último montaje de su compañía, escribe Bocca: "Es una obra construida como una suite. Hay solos, dúos, tríos, quintetos y, como en todos mis trabajos, aparece como una constante la complementariedad de lo masculino y lo femenino, partiendo siempre desde la danza contemporánea, pero sin olvidar las raíces del tango. Detrás de esta obra duerme la ciudad de Buenos Aires, porque Astor Piazzolla es -y quién puede dudarlo a esta altura- un músico ciudadano".
El tango. Bocca siente verdadera fascinación por esta música. "Es algo que me gusta mucho bailar, siempre lo he hecho. Es una de las partes más representativas de la compañía. Trato de no perder algo nuestro. Que la gente joven se mantenga con esto, que no pierda las raíces, aunque después no le guste, pero por lo menos mientras estén en la compañía que sepan lo que es una música de tango".
Su primera incursión en el cine fue precisamente bajo el signo de la genuina música argentina. Tango, dirigida por Carlos Saura, no funcionó ni en España ni en Argentina -"siempre pasa lo mismo, y en cambio tuvo gran éxito en Estados Unidos y Japón"-, pero ello no fue obstáculo para que el bailarín sintiera el gusanillo de la cámara. En estos momentos tiene dos propuestas para rodar con un director argentino y con un norteamericano, pero prefiere no dar detalles. "Son dos proyectos muy interesantes, más de interpretación que de baile".
A los 33 años, Julio Bocca anuncia una retirada parcial dentro de seis años, cuando cumpla los 40. Dejará de bailar danza clásica -"cada vez hago menos, solamente con el American Ballet"-, pero seguirá en los escenarios. "Me gusta buscar otras cosas diferentes, nuevas. Este año tuve la oportunidad de hacer Fosse en Broadway, antes la película Tango, de Carlos Saura... Se me han abierto otros campos que realmente me gustan y en los que me siento cómodo".
Desde sus primeros pinitos como profesional en 1982 hasta llegar a esta conclusión, el bailarín ha recorrido el mundo entero, ha puesto en escena más de 100 obras y ha obtenido premios y distinciones en cascada. En 1986 ingresó como primer bailarín en el American Ballet Theatre, compañía con la que se presenta desde entonces en todas las temporadas anuales del Metropolitan Opera House. En 1990 fundó su propia compañía, Ballet Argentino, que dirige desde hace tres años y con la que realiza extensas giras, acompañado en varias oportunidades por la primera bailarina Eleonora Cassano.
"Tengo la temporada del American en el Metropolitan, que es mayo y junio, y el resto lo suelo hacer con el Ballet Argentino". Este año, por ejemplo, trabajó con este último durante enero, febrero y marzo. Luego toman vacaciones, y mientras trabaja con el American sus discípulos preparan las obras nuevas. Y a partir de julio sale de gira con el Argentino, hasta fin de marzo. Pone en escena tres o cuatro producciones nuevas cada año con su compañía. "Estoy muy contento con mi compañía, este año sobre todo porque ha habido un cambio muy grande en la gente. Han ido creciendo y es increíble ver cómo van mejorando. Ellos ni se dan cuenta. Son muy jóvenes. 16, 17, 20, 22 años. La mayor tiene 25 años". Su estudio de Buenos Aires, sede permanente del Ballet Argentino, en funcionamiento desde hace tres años, es un importante centro de formación de jóvenes valores de la danza.
¿Nueva York primero y después Buenos Aires? "Depende de para qué. Para trabajar y disfrutar creo que las dos. Pero primero Buenos Aires. Buenos Aires no lo cambio por nada, es mi casa, estoy contento aquí. Nueva York es mi segunda casa". Como compañía de trabajo es otra historia. "Creo que la American Ballet Theatre es la compañía que he elegido y que me hace sentir como en casa. Tengo una relación fantástica con todo el mundo, técnicos, músicos, bailarines. Hay un gran respeto. Uno elige los días de función, lo que vas a bailar y con quién. Hay un respeto por mi persona y por mi trabajo". En Nueva York sólo baila, en Buenos Aires baila, produce y dirige. Vive a caballo entre las dos megalópolis. En ambas tiene casa. Europa también le atrae, pero es más difícil afincarse porque siempre está de una ciudad a otra.
Julio Bocca ha sido operado seis veces: cuatro en la pierna izquierda, una en la derecha y una en el pie. "Son dos meniscos, dos de limpieza de cartílagos. Es habitual con un ritmo de trabajo como el mío". La memorizacion de los roles, las músicas: "No tengo problema. Es muy rápido. Si hace tiempo que no hago una obra, una vez escucho la música y veo el vídeo, lo recuerdo enseguida".
Mucho antes de su primera incursión en el cine, hace siete u ocho años posó para Playboy con Eleonora Cassano. "Fue una experiencia maravillosa porque trabajamos con un fotógrafo que nos conocía de hacía mucho tiempo. Es fotógrafo de ballet en Estados Unidos, muy respetado. Sabía que cuidaría un montón la imagen y la estética de todo. No sólo eran poses. Nos hizo sentir cómodos y salió una producción muy interesante".
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