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La policía rusa detiene a dos caucásicos por el atentado con bomba del centro de Moscú

La policía moscovita detuvo ayer a dos caucásicos supuestamente relacionados con la explosión que el martes sacudió el centro de Moscú, pero horas después las autoridades dijeron que no había detenidos acusados del atentado. La explosión de la plaza Pushkin mató a siete personas e hirió a 13, según los últimos datos de la Fiscalía General. La mayoría de los dirigentes rusos consideran que la bomba fue obra de extremistas chechenos, pero el presidente Vladímir Putin advirtió de que no se puede culpar a todo un pueblo, ya que los terroristas no tienen patria ni religión.

"No es muy correcto estigmatizar a todo un pueblo", señaló Putin después de que la policía detuviera a un checheno y un daguestano como los primeros sospechosos de haber puesto la bomba en un paso subterráno de la calle Tverskaya. "Los criminales y terroristas no tienen nacionalidad ni credo, pero debemos saber de dónde procede la amenaza", dijo. Con estas declaraciones Putin advertía contra los ánimos anticaucásicos y antichechenos, pero al mismo tiempo daba a entender que, al igual que sus cercanos colaboradores, piensa que el peligro proviene precisamente de los extremistas chechenos. "El terrorismo no es una enfermedad nacional nuestra, es una enfermedad internacional. Baste recordar la tragedia de los rehenes alemanes en Filipinas o las explosiones en el Reino Unido y España", manifestó el presidente, que, refiriéndose sin lugar a dudas a Chechenia, agregó: "Rusia ha permitido crear un enclave terrorista en nuestro territorio".A pesar de la advertencia de Putin y de otros políticos sobre que no se debe ver en cada checheno o caucásico a un enemigo, los policías en la calle van a la caza de los morenos. Basta que tengas el pelo negro para que te detengan y comprueben tu documentación. Los dirigentes de la diáspora chechena en Moscú están muy preocupados por los abusos que ya se están cometiendo. Shamil Benó, representante ante el Kremlin del Gobierno prorruso de la pequeña república norcaucásica rebelde, advirtió que si las fuerzas policiales emprende "acciones irresponsables" contra ellos, él puede sacar a las calles como mínimo a 100.000 chechenos para pedir o que se les conceda la independencia o que se les trate como ciudadanos de Rusia.

Al checheno y al daguestano detenidos se les encontró literatura wahabí, pero hasta el momento no hay ninguna prueba de que hayan tenido que ver con la explosión del martes. En cualquier caso, la policía ha divulgado a través de la televisión los retratos robot de tres hombres (dos de aspecto caucásico y uno eslavo) para que la población ayude a su detención. Además, los servicios secretos están buscando un coche de marca Lada, color azul oscuro, que fue utilizado por los presuntos terroristas.

La mayoría de los moscovitas no sólo piensa que los autores de la explosión fueron chechenos, sino que teme que en los próximos días ocurran otras, como sucedió el año pasado cuando hubo una serie de atentados en los que perecieron cerca de 300 personas. El magnate y político Borís Berezovski advirtió ayer del peligro de nuevas explosiones a lo largo de Rusia. Poco después de esa advertencia, los servicios secretos informaron de la detención de tres chechenos en Sarátov. La policía piensa que pueden haber estado preparando un nuevo atentado en esa ciudad del Volga, ya que en el momento de ser apresados tenían explosivos y detonadores.

Psicosis colectiva

La psicosis colectiva desatada en Moscú por la explosión en la plaza Pushkin ha provocado desde una lluvia de llamadas anónimas que advierten de bombas y objetos sospechosos en los más diversos lugares hasta proposiciones de levantar la moratoria de la pena de muerte que decretó el ex presidente Borís Yeltsin a partir de 1996. Una de las llamadas aseguraba que la estación ferroviaria de Kursk había sido minada y podía volar por los aires en cualquier momento. Afortunamente, resultó ser una falsa alarma. La policía comprueba todas las llamadas y patrulla las calles y mercados revisando urnas y paquetes y deteniendo a todo sospechoso. Este reforzamiento de las medidas de seguridad ha dado algunos frutos. Así, en la estación ferroviaria de Kazán encontraron cuatro kilos de explosivos y 10 detonadores. Pero el Servicio Federal de Seguridad descartó que allí se hubiera estado preparando otro atentado. Pero no sólo miedo y psicosis ha provocado la explosión. Los moscovitas desde las primeras horas de la mañana hicieron cola para donar sangre y, en memoria de las víctimas, cubrieron de flores el lugar de la tragedia.

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