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Figo pasa de largo en Lisboa

El Madrid, incapaz de superar a un Sporting que se tomó el duelo más en serio

Harto, quizá, de besar el suelo -ocho faltas sufrió en algo más de una hora-, Figo pasó de largo en Lisboa y abandonó el Alvalade entre la ovación general y un cierto sentimiento de impotencia, como actor que fue de un Madrid que crujió ante un rival que se limitó a tomarse en serio el asunto. Será que corren tiempos de aprendizaje en el Madrid. Y no sólo por la presencia de nuevos rostros en el equipo o por aquello de que la pretemporada suele ser tramposa a la hora de los juicios. Pero era el de Del Bosque un conjunto que alcanzó la gloria con un dibujo que le iba al pelo, al que supo coger el truco. Un dibujo donde había quien gobernaba atrás -Helguera- incrustado entre dos centrales que jamás vivieron tan felices; donde el punto de referencia en el centro no era más que Redondo; un dibujo, en fin, donde el delantero centro era un delantero centro -Morientes-. Nada que ver con lo contemplado ayer. Sobre todo en la primera parte. Con dos medios centros -Celades y Flavio- alternativa que estaba olvidada, con Guti de enganche y con Raúl como único jugador de área. Así se presentó el Madrid. Y así pasó un mal rato.Un mal rato que se inició allá en la banda izquierda, donde Rui Jorge se devoró a Geremi. Alguien ha decidido en el Madrid que Geremi no está en la lista de prescindibles y el camerunés volvió a saltar a escena para ofrecer un ejercicio de fe, que además de contener los habituales desvaríos en ataque sembró el pánico en su propia defensa. El partido de su vida hizo Rui Jorge durante los primeros 45 minutos. Se podrá decir que Figo, que actuaba por delante de Geremi, apenas ayudó en el repliegue, un hecho insignificante a no ser que el Madrid se haya gastado 10.270 millones de pesetas en un futbolista para que acuda en auxilio de Geremi.

SPORTING LISBOA 2- REAL MADRID 1

Sporting de Lisboa: Schmeichel; César Prates, Beto, André Cruz, Rui Jorge (Hugo, m. 89); Paulo Bento, Bino, Horvath (Dimas, m. 61); Sa Pinto (Edmilson, m. 61), Joao Pinto (Toñito, m. 72); y Acosta (Spehar, m. 88).Real Madrid: Casillas; Geremi (Michel Salgado, m. 46), Iván Campo, Karanka (Julio César, m. 46), Roberto Carlos; Celades, Flavio (Morientes, m. 46); Figo (Solari, m. 66), Guti (César, m. 90), Savio (Munitis, m. 46); y Raúl (Tote, m. 66). Goles: 1-0. M. 18. Andre Luiz marca de falta directa. 2-0. M. 30. Acosta remata de cabeza tras centro de Rui Jorge. 2-1. M. 52. Roberto Carlos, de disparo raso con el empeine, tras recibir de Munitis. Árbitro: Duarte Gomes (portugués). Amonestó a Dimas y Toñito. Expulsó a Casillas (m. 90) por dos amarillas. Unos 40.000 espectadores en el estadio José Alvalade de Lisboa.

En la media hora que tardó el Madrid en enterarse de que allí quien debía mandar era Celades, que no Flavio -peleón pero torpe en el reparto-, o cuál era el papel de Guti en aquel entramado, al Sporting le dio tiempo a marcar dos goles. En el primero, André Luiz transformó una falta con habilidad, no sin ayuda de una barrera que ni el enemigo hubiera formado peor. El segundo, tras la correría número ni se sabe de Rui Jorge y que remató de cabeza Acosta.

Alguna oportunidad tuvo el Madrid en la primera parte, como el chutazo de Roberto Carlos que se estrelló en el larguero o aquel disparo cercano de Guti, tras recibir un pase colosal de Figo, en una de sus contadas acciones de mérito, que sacó Schmeichel con el pie. Poca cosa. La segunda parte arrancó con el guión cambiado. Al menos durante el rato que el Madrid jugó de memoria, ese rato en el que Guti, ya sin Flavio, se asoció con Celades. Que coincidió con la entrada de Munitis, enorme a ratos, por un Savio que ayer le tuvo alergia a la banda. A los cinco minutos, ya se atisbaba que el Madrid era otro. A los cinco minutos, Guti lanzó a Figo, éste se fue solo, pudo chutar, decidió asistir a Morientes y éste no llegó. Instantes después, se repitió la historia. Fue Munitis quien habilitó a Roberto Carlos, que se plantó ante Schmeichel, la pegó con el empeine y el meta danés abrió los brazos como asegurando que la pelota iba fuera. Al rato, no sin sorpresa, observó que aquella fabulosa rosca se había ido dentro. De ahí al final, el Madrid lo intentó sin éxito y el carrusel de cambios dejó el partido en manos de un hecho aislado, a ser posible un fallo. Llegó éste. Julio César cedió atrás, se adelantó Toñito y Casillas le arrolló, por lo que vio la segunda amarilla. Entró César, se colocó bajo los palos, y rechazó el disparo de Andre Luiz. Consideró sin embargo el árbitro que el meta se había adelantado. Vuelta a empezar. Lanzó Andre Luiz y César cerró su actuación, de un minuto de duración, con dos penaltis detenidos, poniendo el broche a un partido que sólo se recordará por ese hecho tan anecdótico y porque Figo volvía a casa, lo que no dejaba de ser igualmente anecdótico.

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