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El PCE luchará contra la proliferación de candidatos en IU

Carlos E. Cué

Reunión de la cúpula

La lucha entre las dos candidaturas más sólidas para liderar Izquierda Unida -la de Francisco Frutos, aún no anunciada, y la de Gaspar Llama-zares- tiene como fondo una fuerte batalla por el poder, pero en la superficie se encuentran cuestiones de método.Y son las mismas que pueden llevar a Frutos, y a una parte importante del PCE que lidera, a luchar contra todos los candidatos, mientras Llamazares prefiere acoger la posible proliferación de aspirantes como algo muy positivo porque demuestra la "pluralidad" dentro de IU.

Frutos y sus apoyos dentro y fuera del aparato del PCE defienden que las cosas, pese a la situación de aguda crisis que vive la coalición, se hagan como siempre, porque sólo esa receta, dicen, se ha demostrado efectiva.

Ese como siempre, aunque teñido de "debate en las bases", o "amplio consenso", implica, y Frutos no lo niega, que los máximos dirigentes se reúnan a un mes de la Asamblea de la coalición -prevista para finales de octubre- y pacten un único candidato. Nada de llegar al cónclave final, como los socialistas, con cuatro aspirantes para que voten los delegados.

Nadie lo dice expresamente, pero ese candidato debe ser del PCE. De hecho, los cuatro nombres que han aparecido hasta ahora -además de Frutos y Llamazares, Luis Carlos Rejón y algún representante del sector crítico, liderado por Ángeles Maestro- son miembros del PCE.

Para defender esta forma de resolver la sucesión, Frutos recuerda con frecuencia cómo se le eligió a él para suceder a Anguita al frente del PCE. A un mes del congreso, reunión de la cúpula, pacto, y luego cónclave con lista única y aclamación. Pablo Castellano, presidente del PASOC, auguraba ayer que ésa será la solución definitiva porque el PCE "llamará a capítulo" a sus dirigentes y no permitirá el "vodevil" de los cuatro candidatos.Pero no parece que esta vez las cosas puedan ser tan sencillas. Porque la sensación de que IU está abocada a una larga travesía del desierto hace desconfiar a muchos dirigentes de la coalición de los métodos tradicionales. Muchos temen que si no se consigue algo similar a lo que ha logrado el PSOE con su congreso -esto es, lograr difundir la sensación de renovación total-, IU corre el riesgo de caminar hacia su desaparición.

Por eso, y porque saben que en una reunión de la cúpula del PCE tienen poco que hacer, los que apuestan por Llamazares, especialmente algunos líderes regionales, prefieren tratar de auparse con el poder de otra manera: luchando en la Asamblea por los votos de los delegados.

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