"América Latina no se aprovecha de la nueva economía"
El asturiano nacionalizado uruguayo Enrique Iglesias ha sido tres veces presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su último y actual mandato comenzó en abril de 1998. Para esas fechas, las economías latinoamericanas empezaron a ser golpeadas por lo que sería la segunda gran crisis financiera que sorprendía a la región en menos de cinco años. Hoy América Latina comienza a despegar otra vez. Invitado por el Instituto de Empresa, Iglesias estuvo en Madrid para contar a los empresarios españoles, los mayores inversores en América Latina, cuál es la situación y cómo cree que será el futuro.Pregunta. La salida de la crisis está siendo muy desigual. ¿Cree que la acentuación de las diferencias perjudicará al futuro de los bloques económicos regionales?
Respuesta. Cuando se describe la recuperación de América Latina, se hace referencia a medias que ocultan realidades distintas. Lo importante es que antes teníamos una media de depresión, y ahora tenemos una media de crecimiento en la región. En cuanto a los bloques económicos, bueno, en todos los procesos de integración hay diferencias en los ritmos de crecimiento, como se ha visto en Europa. Lo importante para consolidar un avance de un proceso comunitario como al que aspira el Mercosur es la coordinación de las políticas económicas. Esa coordinación a nivel ministerial ya está en marcha como respuesta a las inquietudes que han aparecido en los procesos de integración, como las diferencias de políticas comerciales.
P. Después de la victoria de Fox, ¿teme que la transición que pone fin a 71 años de Gobierno del PRI en México desestabilice la economía del país?
R. Nosotros no anticipamos ninguna crisis económica. Sé que se está pensando en las crisis económicas que se han producido durante las últimos cambios de Gobierno en México. Pero si algo hay que reconocer al Gobierno saliente es que ha manejado cosas muy bien para crear un blindaje de la economía que la proteja de las turbulencias que generan los procesos electorales y los periodos de transición. México está libre de preocupaciones en los mercados internacionales. La ampliación del crédito de contingencia es simplemente un instrumento de seguridad para prevenir algún inconveniente externo que pudiese presentarse.
P. En Venezuela o Perú, ¿le preocupa que la inestabilidad política frene la economía?
R. Venezuela está pasando por un periodo muy importante de bonanza petrolera, lo cual tiene en el corto plazo ventajas muy claras. Además, está siguiendo políticas sanas, especialmente en el control del déficit fiscal y de apertura a la inversión extranjera, como lo acaba de demostrar con la privatización de las telecomunicaciones. Por otra parte, el presidente Chávez se ha comprometido a que cuando termine el proceso de cambio político, que se ha demorado más de un año, él personalmente se va a concentrar en dinamizar los procesos internos en materia económica. En el caso de Perú, la economía ha tenido un manejo sano y nosotros no esperamos que el proceso actual tenga repercusiones negativas en el mercado.
P. ¿Hay una relación entre las victorias de Chávez en Venezuela o Fujimori en Perú o en su momento Bucaram en Ecuador y el descontento de los latinoamericanos por las reformas económicas neoliberales?
R. El saneamiento de las economías es inevitable. Hay que hacerlo por una razón muy simple: porque el coste del desorden económico es mucho mayor que el del saneamiento. Por supuesto que siempre se puede hacer mejor o peor, pero creo que cuando se habla del coste del ajuste se tiene que pensar comparado a qué, y eso se compara con el coste del desajuste. Claramente, ese coste es menor. Ahora, saneadas las economías, nos quedan problemas serios de materia social. Muchos de ellos se han visto acentuados por los procesos de ajuste. Me refiero a la pobreza, el desempleo o al viejo problema de la desigualdad. Ahora hay que acelerar los procesos de cambio social. El progreso económico debe trasladarse a los beneficios sociales cuanto antes.
P. ¿Cree que los últimos ajustes de Brasil y Argentina van en esa dirección? Reforzar el saneamiento económico sin olvidar las necesidades sociales.
R. Ningún Gobierno en América Latina puede ser ajeno a la realidad social. La convicción que hay en los Gobiernos es que tenían que pasar por un proceso de ajuste inevitable, pero eso no alcanza. Es necesario dar una dimensión social al ajuste mucho más intenso. Esto lo estoy viendo en los programas sociales del Gobierno de Brasil y también en Argentina, donde el presidente De la Rúa quiere, además de continuar con la política económica, dar un apoyo muy claro a la pequeña y mediana empresa, como una vía necesaria para reactivar la economía y crear empleo.
P. ¿Puede América Latina aprovechar el momento de la nueva economía y la innovación tecnológica para crecer más rápido y crear empleo?
R. Este proceso se ve en América Latina como en cualquier parte del Tercer Mundo. Como una inmensa oportunidad, de la que están aprovechándose algunos sectores y algunos países, y como un gran riesgo, porque si no nos ponemos a tono con las demandas de la nueva economía, podemos acentuar aún más las distancias con los países industrializados. América Latina no está aprovechando las oportunidades de la nueva economía al nivel que debiera. Me da mucha pena observar que entre las siete economías emergentes que más exportan tecnología no hay ninguna de América Latina. India, que es el mejor ejemplo en esto, ha hecho desde hace ya 20 años un esfuerzo de formación masivo de recursos humanos de altísima calidad, que son el punto de apoyo de la nueva economía exportadora. En América Latina, los Estados deben actuar como promotores de la innovación tecnológica y fomentar la capacitación en este sentido. Esa mano de obra cualificada nacional puede aprovechar la presencia de empresas extranjeras muy avanzadas tecnológicamente para desarrollarse y ayudar a su expansión o incluso para crear sus propias empresas.
P. Muchas de esas empresas son españolas.
R. La empresa española ha hecho una apuesta inteligente donde ha arriesgado mucho, pero también ha ganado mucho. Ha obtenido beneficios a corto plazo y a largo plazo, porque ha ocupado espacios que le darán resultados a medida que América Latina crezca.
P. ¿Qué le parece la revisión que está haciendo Argentina de la regulación sobre sectores y empresas que han sido privatizadas?
R. La línea general, tanto en Argentina como en el resto de los países, es respetar los compromisos asumidos y eso es fundamental para profundizar la confianza. Existe algún un hecho asilado, pero de ninguna manera es una tendencia general.
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