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El mito azulgrana brilla de blanco

Figo firma un magnífico debut, con su calidad habitual, en el triunfo del Real Madrid sobre el Galatasaray

Diego Torres

Luis Figo culminó el rito de su transición ayer en el estadio Olímpico de Munich. Con el pelo revuelto y de punta sobre la frente. El ceño fruncido y su natural aire de preocupación. El mito azulgrana se vistió de blanco. Fue su primer partido con el Madrid. Un amistoso que sólo pasará a la historia por sus primeras acciones con la camiseta número diez del equipo de Chamartín.

REAL MADRID 3 / GALATASARAY 2

Galatasaray: Inan; Akyel, Popescu, Inceefe, Yidirim; Buruk, Kaya (Akin, m. 8), Atalay, Penbe; Marcio y Jardel. Real Madrid: Bizzarri; Geremi (Míchel Salgado, m. 78), Iván Campo, Hierro (Rivera, m. 60), Karanka (Morientes, m. 45), Roberto Carlos; Sanchis (Celades, m. 45), Guti; Figo, Raúl y Savio (Munitis, m. 66). Goles: 1-0. M. 5. Akyel lanza una falta que desvía Jardel con el cuerpo. 1-1. M. 7. Inceefe desvía en propia meta un centro de Roberto Carlos. 2-1. M. 10. Marcio, de tiro cruzado. 2-2. m. 64. Savio remata de media volea un centro de Figo. 3-2. M. 80. Raúl, de vaselina, tras una gran jugada personal de Figo. Árbitro: Franz Xaverwack (Alemania). 28.000 personas en el Estadio Olímpico. El Bayern ganó el torneo de su centenario tras vencer 3-1 al Manchester en la final.

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Luis Figo culminó el rito de su transición ayer en el estadio Olímpico de Munich. Con el pelo revuelto y de punta sobre la frente. El ceño fruncido y su natural aire de preocupación. El mito azulgrana se vistió de blanco. Fue su primer partido con el Madrid. Un amistoso que sólo pasará a la historia por sus primeras acciones con la camiseta número diez del equipo de Chamartín. Sobre todo, en los dos goles que dieron la vuelta al marcador. El primero, tras uno de sus desbordes calcados hasta la línea de fondo y un centro impecable con el interior de la bota, a toda velocidad, con rosca, que remató Savio. Y el segundo, después de una jugada extraordinaria por el carril del ocho, en la que llevó el balón entre tres defensas turcos, cambió de velocidad, y clavó un centro al pie de Morientes, que se apoyó en Raúl, y éste levantó el balón al segundo palo para celebrar la victoria.A Figo debió resultarle extraño el universo que se encontró alrededor. En primer lugar, el Madrid dio síntomas del cansancio y la confusión propias de la pretemporada. En segundo, Figo debió percatarse sobre el terreno de lo mucho que le llevará adaptarse a la falta de Guardiola, un especialista en intuir sus desmarques por fuera. En esa zona apareció Sanchis, un central reconvertido a medio centro por Del Bosque. Un jugador con muchas cualidades pero con ninguna que se parezca al pase y a la visión de juego que dieron fama al capitán del Barcelona y que engrandecieron a Figo en la posición de extremo. Los últimos metros de su banda, además, fueron invadidos sistemáticamente por Geremi. El camerunés fue otra de las sorpresas que se debió llevar Figo en su primer partido como madridista. Geremi arrasó la banda derecha con su fervor habitual, solapándose con el portugués, que se desplazó al centro del campo para abrirle hueco, o para buscar los balones que no le llegaban.

El Madrid acusó la falta de ensamblaje y la fatiga que supone el tercer partido jugado en cinco días. De eso se aprovechó el Galatasaray en la primera parte. Pero Bizzarri se mostró más seguro que de costumbre, aunque no pudo evitar que un tiro de falta envenenado adelantara a los turcos en el marcador. Para entonces, el resultado era justo: el Madrid del primer tiempo fue un equipo descabezado, incapaz de sacar el balón jugado, agarrotado por el embotellamiento de centrales en un mismo equipo (Sanchis, Hierro, Iván Campo y Karanka) y con Guti como único centrocampista puro.

Guti, que ha sido titular en tres partidos en una misma semana, contra el Milan, el Manchester, y el Galatasaray, se quedó ayer sin gasolina. Impreciso, el media punta sólo conectó con Figo una vez en todo el primer tiempo: el portugués alcanzó la línea de fondo y su centro fue a las manos del portero. Hasta entonces, el hombre más peligroso del Madrid fue Roberto Carlos, lo que puso de manifiesto un desajuste notable. De su bota llegó el empate, pero los interrogantes se multiplicaron en el Madrid. ¿Quién saca el balón jugado si no es Hierro? ¿Quién maneja los tiempos del partido si no es Redondo? ¿Quién recibe de espaldas y descarga si no es Morientes? ¿Quién ve los desmarques de Figo?

La segunda mitad disipó inquietudes en el Madrid. Del Bosque desahogó a su equipo de centrales, quitó a Karanka para poner a un punta de referencia, Morientes, y cambió a Sanchis para dar entrada a un distribuidor nato, Celades. Entonces Guti pudo incorporarse a la dinámica del juego. Los delanteros se movieron en la zona de peligro. El equipo recuperó el balón, y remontó el resultado con dos goles fabricados por el futbolista que más controversia ha despertado en el verano. El más caro de la historia. La nueva estrella del Madrid, que ayer debutó con honores. Luis Figo, que hizo su trabajo con la indiferencia del infalible.

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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