Lloret de Hans
Este año decidimos ir de vacaciones a Lloret de Mar (Girona), sin sospechar que estaría turísticamente tomada por bandadas de jóvenes extranjeros, sobre todo alemanes, empeñados en hacernos ver, quisiéramos o no, lo bien que se lo pasan. A partir de media tarde y hasta las cuatro o las cinco de la madrugada, armados con radiocasetes y litronas de cerveza o botellas de whisky, según resistencias, campean diariamente por el paseo marítimo y sus aledaños, andando o en moto, con música bakalao a todo volumen y el tubo de escape atronado. Otros prefieren pasearse en coche con las ventanillas bajadas y la misma música anterior saliendo por los altavoces a punto de reventar. También tuvimos la oportunidad de conocer a qué se dedican estos individuos los días de lluvia, cuando no salen a la calle: algunos grupos se divierten escupiendo desde las terrazas a los viandantes, y otros, los más civilizados, simplemente gritan o eructan en sensorround. Como podrá suponerse, en esta situación lo raro sería ver la ciudadlimpia de cascos, botes, latas y bolsas de plástico, por mucho celo que pongan en su trabajo los operarios de la limpieza.El ambientillo nocturno también es sano: una noche, a eso de las dos, necesitamos acudir a urgencias y el vigilante del centro de atención primaria nos dijo, a la salida, que antes de ir a la farmacia de guardia fuésemos a buscar a la patrulla de la policía municipal para que nos acompañara, pues el farmacéutico, debido a la frecuencia de los atracos, no abre el portón sin presencia policial. Es muy posible que si alguna autoridad local lee esta carta me deleite con una salida airosa, como la que tuvo el policía municipal que acompañó a mi mujer a la farmacia, según el cual lo que pasa es que "Lloret tiene un Ayuntamiento con mucha marcha".
Pues nada, que siga dirigiendo la política turística por esa senda, a ver hacia dónde le conduce.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.