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Reportaje:Cultura y espectáculos

Alejandro Amenábar teme más dirigir a dos niños que a Nicole Kidman

Rocío García

Lo que empezó con el sonido de unos pasos nocturnos en un piso tercero, letra B, es desde ayer la mayor caminata de la historia del cine español. Alejandro Amenábar vivía en el segundo, justo debajo, y cada madrugada oía ruidos que le despertaban. "Eran los pasos de alguien muy gordo y muy pesado". Cansado de tanto insomnio involuntario, un día subió airado y le abrió la puerta una viejecita delgada y pequeña que le advirtió de que vivía sola y de que allí nadie podía hacer ese ruido. De ahí nació Los otros, el tercer largometraje del más prometedor realizador español, que comenzó a rodarse ayer en Madrid.Está rodeado de gran misterio y espectaculares medidas de seguridad que protegen no sólo a una estrella de Hollywood, Nicole Kidman, su protagonista, y a su marido, Tom Cruise, productor ejecutivo, sino además a la propia historia, escrita y compuesta musicalmente también por el propio Alejandro Amenábar.

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El camino ha sido largo, duro y con desesperantes retrasos. Pero por fin, con Nicole Kidman ya en Madrid desde el pasado día 19, ayer Amenábar pudo dar la orden de "acción", o "action" en inglés, a la mayor aventura de la cinematografía española: una producción de 3.500 millones de pesetas. La explicación a aquel misterio no la encontró nunca. Ya no vive debajo de aquel piso, aunque sí cerca y en un cuarto.

En Malasaña, su barrio, y en Pepe Botella, su bar, Amenábar confiesa: "Es mi película más pensada, con la que he tenido más tiempo de madurar"; "esperar a Nicole Kidman ha merecido la pena"; "soy consciente de la presión pero no me obsesiona"; "va a ser mi película más intimista"; "es una vuelta a mi infancia, a los terrores infantiles"; "tengo más miedo a los niños que a Nicole"; "hay sorpresas"; "supongo que me terminaré de quedar calvo". Son frases sueltas de una conversación en la que lo más sorprendente es su tranquilidad, la seguridad con la que se enfrenta a algo que muy pocos directores españoles se han atrevido: a trabajar con estrellas de Hollywood, y los que lo han hecho (Fernando Trueba, Álex de la Iglesia...) han terminado casi de los nervios. Le separan de Kidman cinco años y algunas otras cosas. Ella nació en Honolulú (Hawai) hace 33 años. De nacionalidad australiana, es pálida, alta, etérea, y fue elegida el año pasado una de las mujeres más atractivas del mundo por People Magazine. Casada en un matrimonio aparentemente idílico con Tom Cruise y dos hijos adoptivos, ha apoyado económicamente la campaña al Senado de Hillary Clinton. A Amenábar le tocó nacer en Santiago de Chile cinco años más tarde. No tuvo que sufrir la dictadura de Pinochet porque días antes del sangriento golpe de Estado emigró con sus padres, chileno y española, y su hermano a Madrid. No ha terminado la carrera de Imagen y le suspendieron la asignatura de realización poco antes de que el cine europeo se rindiera a sus pies en Berlín con su primer largometraje, Tesis, en 1996. Tiene aspecto formal, es seguro de sí mismo, convincente y con una cabeza más que ordenada, en la que caben muchas cosas. "Supongo que la película va a suponer un antes y un después en mi carrera si funciona. Si no funciona, evidentemente será una más. Pero dado que es una película con una estrella internacional, rodada en inglés, debería tener una repercusión más grande que las otras dos".

La historia de Los otros transcurre en la isla británica de Jersey, en el canal de la Mancha, a finales de la Segunda Guerra Mundial. Grace (Nicole Kidman) vive sola en un caserón victoriano, educando a sus hijos dentro de severas normas religiosas. Sus hijos sufren una extraña enfermedad: no les puede dar directamente la luz del sol. A la casa se incorporan tres nuevos sirvientes que aprenden a vivir en penumbra y con puertas siempre cerradas. Algo terrible desafiará ese estricto orden impuesto por la madre.

Nicole Kidman llegó de rebote a Los otros. Amenábar no pensó en una estrella de Hollywood, sino en alguien más cercano, alguien que entendiera mejor la filosofía del cine europeo, como Emily Watson. La actriz americana aterrizó cuando Tom Cruise compró los derechos para el mercado norteamericano de Abre los ojos, el segundo filme de Amenábar. Ahí empezó la relación con el realizador español y la aparición de Kidman. "Emily es inglesa y me daba la sensación de madre, que venía muy bien para el personaje, con una carga sensual que también tiene Nicole Kidman. Recapacitando y pensando, me pasa igual que con Ana Torrent en Tesis, que ahora pienso que era la única actriz en España que podía haber encarnado ese personaje. Creo que Nicole Kidman va a estar perfecta. De entrada, tengo la sensación de que Nicole es inteligente, y eso es fundamental para afrontar ese personaje, que es muy complejo y apasionado. No sólo valoré su capacidad como actriz, sino también sus referencias, su modo de trabajar, porque tiene que ser una persona muy intensa, que realmente se involucre en el proyecto".

La imagen de Nicole, la que mostró el pasado miércoles en Madrid en la única comparecencia pública que tiene prevista en los tres meses de rodaje, cambiará. Su larga melena ondulada de color rojo claro va a ser seriamente recortada en busca de un estilo más austero para potenciar sus ojos. "Lo que más me llamó la atención cuando conocí a Nicole Kidman fueron sus ojos. Voy a intentar que esos ojos martilleen con su mirada, que te penetren. También era lo que buscaba con los ojos de Ana Torrent, pero desde un punto de vista distinto. Los ojos de Ana eran de curiosidad; los de Nicole son los del poder", señala Amenábar.

"Tengo más miedo a los niños que a Nicole". La frase choca un poco si se tiene en cuenta la parafernalia y el poder creativo que acompañan a las estrellas de Hollywood. La niña y el niño elegidos los encontró en Inglaterra después de ver a miles de chavales. Los niños (tienen entre 8 y 10 años en la película), Alakina Mann y James Bentley debutan con Los otros en el cine. Fue Luis Puenzo el que recomendó a Amenábar que, como director, no podía dejar en manos de un asistente su relación con los niños. "Al principio yo me resistía, esperaba tener a los niños como en una jaulita de zoológico, que les abrieran la puerta y que el asistente les dijera lo que yo quería que hicieran. Al final me he tenido que implicar. Dirigir a los niños en los ensayos en inglés ha sido ya mi primera experiencia de hecho", asegura el director, que explica así el porqué de sus miedos con la infancia: "Por las dificultades que me han contado algunos compañeros, porque se cansan, porque se crean que son lo más importantes del rodaje y se les suba a la cabeza, o que reciten el guión y no sea natural. Para mí es todo un reto".

Lo que deja claro así Amenábar es que no siente presión alguna por la parafernalia del star system, que no es como para tirar cohetes. Una lujosa mansión, en La Moraleja, para las veinte personas que han traído con el equipaje el matrimonio Kidman-Cruise y sus dos hijos, y un blindaje de seguridad que intentará proteger su privacidad, entre las que están no saber el lugar exacto donde se encuentra el plató de rodaje en los alrededores de Madrid. ¿Cómo llegará a diario Kidman al secreto plató si los paparazzi ya están apostados a las puertas de la casa? Eso está por ver. Algunos dicen que Cruise ya está buscando otra vivienda, ante la sorpresa de haberse encontrado en el aeródromo de Torrejón, en Madrid, a todo un ejército de fotógrafos que, ¡oh, sorpresa!, no esperaban por él. El reciente jugador del Real Madrid, Luis Figo, era en esa ocasión el objetivo.

Amenábar no niega el contrato de confidencialidad que ha firmado el equipo de Los otros para no contar interioridades de la pareja, pero se escandaliza con toda la rumorología sobre los caprichos de las dos estrellas, desde "la famosa cláusula de que no se puede mirar a los ojos de Tom Cruise" hasta la firma en contrato de que a Nicole Kidman nadie le puede dirigir la palabra en el rodaje, excepto el realizador, el director de fotografía, el ayudante de dirección y su publicista. "Llego con el espíritu de que voy a hacer mi película y las referencias que tengo de Nicole son las mejores. Que luego el rodaje sea un infierno... no sería el primero que se plantea como un infierno y que luego da lugar a una película buena, pero prefiero que los rodajes sean lo más aburridos posible".

Y luego está el poder creativo. Pero eso lo tiene clarísimo Amenábar. "La esencia de la película no ha cambiado con la llegada de Kidman. Hemos intentado preservar su espíritu. Creo que va a ser mi película más intimista, casi de susurros, muy pequeñita en cierto sentido, y así sigue. Pero cada vez soy más respetuoso con los actores, y eso, a veces, supone dar un cierto margen de libertad".

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