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Venganza o autoridad

El despido del segundo entrenador destapa el conflicto entre la selección y la federación

Leontxo García

El guión es propicio para que Oscar Wilde lo titulase La importancia de llamarse Hernández. A 46 días de los Juegos de Sydney, los jugadores de la selección de balonmano están enrabietados por la destitución de su segundo entrenador, Juan Hernández. Aún no hablan de rebelión, pero está en el ambiente si la Federación Española no rectifica. Es la explosión de un conflicto larvado durante años. El presidente, reelegido por seis votos, habla de autoridad; sus opositores, de venganza.Una de las escenas más significativas se desarrolló hace poco más de un año sobre las aguas del Nilo. Jesús López Ricondo, presidente de la Federación Española, y Pedro Torres, entonces presidente de Retevisión (el principal patrocinador de la selección), charlan con los periodistas españoles que cubren el Mundial en el restaurante de un barco amarrado al muelle de El Cairo. López Ricondo se jacta de "haber pulsado las teclas necesarias para que a Iñaki Urdangarín le den un toque desde muy arriba". Pocos días antes, Urdangarín había dicho: "Al balonmano español le faltan buenos gestores".

Tres años antes, las asociaciones de entrenadores y jugadores apoyaron la candidatura de López Ricondo. Pero su gestión les decepcionó: básicamente, le reprochaban su carácter seco y autoritario, poco innovador, así como su falta de iniciativa en los pasillos internacionales, donde España influye escasamente a pesar de sus grandes éxitos deportivos. López Ricondo -quien sólo habla español- respondía: "Los partidos no se ganan en los pasillos. Por otro lado, España es una nueva potencia, y sus éxitos crean suspicacias en el poder establecido, lo que dificulta mucho la conquista de puestos directivos".

Si se exceptúa la citada frase de Urdangarín, los jugadores se negaban a hablar de ello con las grabadoras en marcha por el temor a ser excluidos de la selección, como le ha ocurrido ahora a Juan Hernández, quien además preside la Asociación de Entrenadores, tras mostrarse muy activo en la campaña electoral contra López Ricondo. Pero habría que ser sordo y ciego para convivir con la selección y no enterarse de que existía una guerra larvada. Por ejemplo, durante el Europeo de Croacia, hace seis meses: la falta de diálogo entre la federación y los jugadores era clamorosa.

Apenas se saludaban por los pasillos, y el presidente no bajó al vestuario tras la derrota ante Francia; luego explicó que se le había hecho tarde mientras hablaba con un directivo extranjero. La falta de comunicación también afectaba a los técnicos, quienes no fueron consultados por López Ricondo cuando éste rechazó la compra de una máquina para editar vídeos a gran velocidad, ofrecida por el Consejo Superior de Deportes (CSD); ese invento, utilizado por otras selecciones, es muy útil para estudiar las tácticas de los rivales. La negociación de las primas de los jugadores no se cerró hasta la noche anterior al primer partido; unos días antes, los capitanes Jaume Fort y Urdangarín visitaron el CSD para expresar su preocupación por el asunto.

La crispada situación actual culmina el acto más emocionante del drama: López Ricondo ganó las elecciones hace nueve días con sólo seis votos más que Jesús Fernández, ex presidente de la Asociación de Jugadores, quien fue directivo de la federación hasta dos semanas antes; éste ha recurrido ante la Junta de Garantías Electorales. López Ricondo, que da la imagen de "un buen gestor interno" entre quienes le apoyan, se consolida así como el tipo de presidente muy hábil para lograr votos (de clubes y federaciones territoriales, principalmente), pero obligado a gobernar con los deportistas de élite en contra.

Mientras tanto, la selección prepara los Juegos de Sydney con más ilusión que nunca, según pudo constatar este diario en las concentraciones de Vielha (Lleida) y Puente Viesgo (Cantabria). Para varios de sus integrantes -Urdangarín entre ellos-, será su última cita olímpica, y no descartan el oro. Al ver que los jugadores formaban una piña para pedir que Hernández vuelva, López Ricondo se comprometió el sábado en Puente Viesgo a buscar una solución rápida. Y aún queda un actor entre bastidores: el seleccionador Juan de Dios Román, cuya entrada en escena marcaría el desenlace.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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