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Brasil respira tras derrotar a Argentina

Algo pasó por el pecho y el alma de los jugadores de Brasil la noche del pasado miércoles, cuando se enfrentaron en el estadio Morumbí de Sao Paulo a Argentina, líder de las eliminatorias suramericanas para la próxima Copa del Mundo y hasta entonces invicta. Tal vez influidos por la psicóloga que les trata tras los últimos tropiezos, tal vez escocidos por la crítica despiada, el caso es que los futbolistas de Brasil fueron otros y arrancaron una victoria importante, justa, merecida e indiscutible por 3-1.El partido se disputó intensamente en la mitad del campo. Ahí cortó y ganó Brasil, sobre la presión que nunca pudo realizar Argentina. Todo salió a favor de Brasil desde el comienzo. Convirtió goles en los minutos claves. A los cinco del primer tiempo y a los cinco del segundo. El primero con un remate cruzado, de cabeza, colocado por Álex tras una sucesión de errores y rebotes de la defensa argentina.

BRASIL 3 ARGENTINA 1

Brasil: Dida; Evanilson, Antonio Carlos, Roque Júnior, Roberto Carlos; Vampeta, Emereson, Álex (César Sampaio, m. 74), Zé Roberto (Marques, m. 59); Rivaldo y Rivaldinho.Argentina: Bonano; Sensini, Ayala, Samuel, Zanetti (Almeyda, m. 39); Simeone, Verón, Kily González (Sorín, m. 72); Ortega (Gustavo López, m. 72); Hernán Crespo y Piojo López. Goles: 1-0. M. 5: Álex. 2-0. M. 44: Vampeta. 2-1. M. 45: Almeyda. 3-1. M. 50: Vampeta. Árbitro: Méndez (Uruguay). Amarilla a Piojo, Almeyda, Sorín, Ronaldinho y Vampeta. Estadio de Morumbi, 80.000 espectadores. Fase de clasificación para el Mundial 2002.

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Con el 1-0 todos calmaron sus nervios de los días previos, el público se volcó a favor y el equipo logró mantener la iniciativa. Argentina hizo un gran esfuerzo para pelear por el balón, pero no logró armar el juego. Falló el estratega, la brujita Verón.

Brasil sorprendía con la llegada libre y vacía de Vampeta, el mejor jugador del campo, el único que se salía del pensado esquema brasileño y rompía la estrategia defensiva argentina. El portero Bonano le tapó un remate de gol y casi sobre el final del primer tiempo el propio Vampeta volvió a llegar al área pequeña de Argentina, después de haber salido desde su propio campo al iniciar la jugada, para recoger un rebote tras remate de Álex y marcar el segundo gol.

Un minuto más tarde, en la mejor jugada de Argentina y en la mejor del partido, Almeyda -que había reemplazado al lesionado Zanetti- tiró una pared larga con Crespo, fue a buscar la devolución y al ingresar en el área a toda carrera clavó el balón en el ángulo derecho, arriba, del portero Dida con un formidable remate de pierna izquierda. Fin de la primera parte: 2-1. El resultado se abría y el partido podía cambiar. Pero a los cinco minutos de la segunda, Vampeta llegó otra vez al área argentina para marcar el tercero y definitivo.

Brasil no estaba para golear ni jugar más o mejor. Rivaldo se desdoblaba como delantero y media punta, pero la defensa Argentina controlaba bien los ataques. Los cambios del entrenador brasileño fueron prudentes. Brasil no venía bien, no tiene ya talentos que resuelvan por sí solos y nadie quería arriesgar un triunfo que costaba tanto conseguir y asegurar. Argentina, a su vez, se encontró con los límites que nadie le había puesto hasta ahora. Si no está preciso, claro y lúcido Verón, no hay Ortega ni Piojo López, ni Crespo que funcionen.

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