30 años de espera
Durante la alcaldía de Madrid de don Enrique Tierno Galván fue constituido el Club de Campo de la Villa de Madrid. Hasta entonces había sido la RSHE Club de Campo. Para ser admitido como socio de tan prestigioso club debía existir plaza, pagar una cantidad muy elevada, variable en función de las inversiones en instalaciones que se hubieran realizado, y tenías que ser presentado por socios. Muy pocos accedían y todos tenían algún tipo de recomendación. Apenas había plazas porque los hijos, cónyuges y familiares directos tenían preferencia.Pero el PSOE, en 1986 decidió que el club era patrimonio de todos los madrileños y debía de ser gestionado por el Ayuntamiento para el disfrute de sus ciudadanos, sin preferencias unos sobre otros ni discriminaciones económicas. En 1986 se abrió el plazo de inscripción para ser abonado al club. Se eligió este modelo, dado que entonces se consideró necesario tener una base para su mantenimiento. Existía el temor de que se diera mucha gente de baja y no pudiera mantenerse el nivel de las instalaciones.
Hoy se ha demostrado que eso no ocurre, hay exceso de demanda de instalaciones deportivas dentro de la ciudad y un ejemplo de ello son los clubes municipales que se han creado (parque de Juan Carlos I...).
En 1990 decidí apuntarme, con mi novia entonces, a la lista de espera para ser un afortunado abonado. Hoy, julio de 2000, seguimos en lista de espera, y con un número cercano al 7.000 estimo me quedan unos 30 años más, ya que entran por este medio unas 50 personas al año y deben ir por cerca del número 4.900.
Mientras, hay nuevos abonados, familiares de los que se apuntaron a la lista del principio, en 1986, junto a nuevos vips y recomendados. Hoy, además, hay que abonar de nuevo una entrada, en base a las derramas que por inversiones en nuevas instalaciones han abonado los actuales abonados. A diario puedes entrar pagando, pero, como antes de 1986, el precio es muy abusivo, aunque si vas al restaurante y acompañado con abonado (vuelve la discriminación) dicen es más económico.
Si el club es de todos los ciudadanos de Madrid, ¿por qué no se puede gestionar como el Club de Golf del parque Juan Carlos I u otras instalaciones públicas?
¿Por qué los abonos no son de año en año y por sorteo? Si no puede buscarse una fórmula que nos permita utilizarlo a todos en las mismas condiciones, ¿por qué el Ayuntamiento lo mantiene en su patrimonio? Debería venderlo y construir con el dinero nuevas instalaciones para el disfrute de todos y no sólo de unos pocos. ¿O debo seguir esperando para jugar al golf cuando me jubile?- C. E. Á. Madrid.
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