Plusmarcas
Teófila Martínez ha inventado el plusmarquismo político, que es una concepción deportiva de la política pensada para traicionar todos los postulados del Barón de Coubertain: lo importante no es ni ganar ni participar, sino salir en la foto. Al margen de cuestiones conceptuales, la alcaldesa de Cádiz debe haber descubierto algún beneficio cardiovascular que se tiene bien callado y se reserva sólo para ella en impartir urbi et orbe ruedas de prensa. En caso contrario, sería difícil de explicar qué patología le inclina a comparecer hasta cuatro y cinco veces ante los medios en la misma mañana. Al final, la oposición va a tener razón cuando dice que la agenda la confecciona apretadita para que parezca que pasa más tiempo en la ciudad. A las 10.00 horas del jueves comparecía por primera vez Teófila Martínez e iniciaba el decathlon diario: la reseña de lo tratado en la comisión de gobierno -esgrima que no hiere-, y calentamiento para la prueba de boxeo, que tocaba defender a Francisco Álvarez Cascos de las críticas de los socialistas. Media hora después, Teófila Martínez presentaba el proyecto de urbanización de las viviendas de García de Sola, que fueron derribadas por una excavadora, algo así como el lanzamiento de martillo.
A las 11,00 presenta el 17º festival Internacional de Folclore organizado por Antonio Fernández Repeto y Manuel Granados. Una especie de gimnasia rítmica pero sin aros. Sin resuello, se cambia de zapatillas, pasa del pabellón cubierto a la pista e inaugura el nuevo paseo de la Mirandilla. 20 minutos después practica la archiconocida especialidad de entrega de llaves de dos viviendas y, corriendo, cruza la ciudad -3.000 metros obstáculos- y se lanza a repartir ceniceros ecológicos en la playa Victoria, cuando aún no son las 13.45. Le falta hacerse unos largos. La agenda se completa con otras bagatelas como despedidas a oficiales de la Armada, recepciones varias y reuniones de trabajo. "Otro ritmo", decía el lema de campaña. "Otra foto", decía la oposición.
Y no debe ser sólo la alcaldesa de Cádiz la que está imbuida del olimpismo político. El ministro de Agricultura, Miguel Arias -aunque no practica, quizás por el exceso de peso- se dedica a poner las medallas. Anoche le puso la del Trabajo al bombero de Jerez José Suárez Peña. Cosas de políticos, que diría el bombero.
ANTONIO HERNÁNDEZ-RODICIO
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