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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inflación descontrolada

Si cabía alguna duda de que España tiene un serio problema de inflación, el IPC de junio la ha despejado. La subida mensual de los precios en un 0,3% sitúa la tasa interanual en el 3,4%, muy por encima del objetivo del 2% fijado para este año. La evolución alcista de los precios -que ya están al nivel de octubre de 1996-, lejos de corregirse, empeora. Si España tuviera que someterse en estos momentos al examen de convergencia para integrarse en la moneda común europea, suspendería, porque supera en más de 1,5 puntos la media de los tres países con mejor tasa de inflación, y en esta posición de suspenso lleva ya al menos desde el mes de mayo.La escalada de los precios sitúa a la economía española al borde del riesgo mayor que puede correr en estos momentos: que los salarios se sumen a la estampida de los precios y acaben por generar una espiral inflacionista de difícil corrección. Esta posibilidad es hoy mucho más próxima que el mes pasado. Si se analizan los resultados de la política económica del Gobierno, resulta que los beneficios están creciendo de forma notable, como confirman los resultados de la Central de Balances, y se están aplicando reducciones serias a la tributación de las plusvalías. Si la moderación salarial ha contribuido poderosamente hasta ahora al crecimiento de la economía y al control de la inflación, nada tendría de extraño que al romperse las expectativas de moderación de los precios los asalariados quieran cerrar la brecha que distancia sus aumentos de sueldo de la inflación actual y de la prevista e inicien una carrera de reivindicaciones.

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La escalada de precios fuerza al Gobierno a revisar sus objetivos

El Gobierno tiene más de un motivo de reflexión a cuenta del desbordamiento de los precios. Su resistencia a admitir la supervivencia de oligopolios en los mercados estratégicos -electricidad, carburantes, gas, telecomunicaciones- le ha llevado a retrasar injustificadamente la adopción de medidas liberalizadoras que procuren un descenso de los precios, y las que se han adoptado, de eficacia dudosa, surtirán efecto a medio plazo en el mejor de los casos. Si el equipo económico del Gobierno se apunta el éxito notable del crecimiento (un punto por encima de la media europea), tendrá que asumir también su parte de culpa del fracaso en materia de inflación.

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La advertencia de Laurent Fabius, ministro de Economía francés, sobre la "responsabilidad común" de los Gobiernos europeos en la lucha contra la inflación recuerda que España, uno de los países con inflación más elevada de Europa, debe tomar medidas reales para controlar los precios y no "contaminar" al resto del área euro. No estaría mal que, como primer paso, el Gobierno revisara el objetivo anual en términos realistas. Sería el primer indicio de que al fin comprende y asume la gravedad de la situación.

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