Un experto en racismo denuncia la ineficacia de las leyes de inmigración y aboga por los programas educativos
La solución a los problemas que se derivan de la inmigración no se encuentra en las leyes. El profesor de psicología de la Universidad de California, Los Angeles (UCLA), en los Estados Unidos, Seymour Feshbach cuestionó la eficacia de las medidas legales y abogó por el desarrollo de los países de los que proceden los inmigrantes para que no se vean forzados a cruzar sus fronteras. Este especialista en racismo, que participó ayer en la tercera jornada del XIV Congreso Munidal de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Agresión, se mostró partidario de combatir este tipo de conductas desde la escuela, a través de programas educativos que corten de raíz los prejuicios que sostienen las conductas agresivas que parten de las diferencias étnicas.Feshbach presentó unas ponencias destinadas a combatir las conductas violentas que tienen su raíz en las diferencias étnicas dirigidas a alumnos de entre 12 y 14 años. El objetivo de los cursos se centra en demostrar a los estudiantes que siempre hay una solución válida que elude las conductas violentas. Para ello les plantea episodios históricos o pasajes de novelas en las que ha habido un conflicto racista y sitúa a los jóvenes en la situación de las víctimas con el fin de razonar soluciones no violentas.
El profesor estadounidense también aludió a la "gran confusión" existente en su país sobre la cohesión de valores sobre la que se ha basado el crecimiento de los Estados Unidos y la asimilación del gran número de inmigrantes que han acudido al país norteamericano. Feshbach mostró sus dudas de que los inmigrantes compartan los valores estadounidenses tan rápido como tradicionalmente se consideraba.
La jornada de ayer también abordó aspectos como las agresiones de los padres hacia los hijos. El especialista en violencia en la familia de la Universidad de New Hampshire Murray Straus, insistió en que el castigo puede servir para corregir a los menores, pero señaló que no es el mejor método. Puso el ejemplo de que en niños de dos años a los que se ataca para que cambien una conducta, en el 80% de las ocasiones mantienen el comportamiento que se pretende erradicar.
Straus reconoció que el castigo físico puede funcionar "pero no más que otros métodos en los que no se recurra a los golpes". Este estudioso de la violencia es consciente de que la idea de que el castigo físico no es tan eficiente como convencionalmente se ha considerado "es algo relativamente nuevo" que está relacionado con un cierto nivel educativo, por lo que existen diferencias notables en agresiones en familias con niveles educativos inferiores y en zonas rurales.
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