La policía de Irán reprime con violencia una protesta reformista

Reformistas y ultraconservadores iraníes volvieron a medir sus fuerzas ayer en las calles de Teherán. La violencia con la que los milicianos islámicos y las fuerzas antidisturbios dispersaron una manifestación pacífica de 10.000 universitarios acabó con decenas de heridos y cientos de detenidos, según informaban las agencias internacionales de noticias. Los estudiantes conmemoraban el primer aniversario de su protesta masiva contra el régimen.

Incidentes más graves

Los estudiantes se habían reunido a la entrada de la Universidad de Teherán, en la citada avenida de la Revolución, para conmemorar el primer aniversario de su movimento de protesta. La represión de sus manifestaciones a favor de la democracia y la libertad de expresión en julio del año pasado sacudió los cimientos del régimen islámico y dejó tres muertos, según fuentes oficiales, cinco según la prensa. Fueron los incidentes más graves desde la revolución islámica de 1979. El veredicto del juicio contra los responsables policiales de aquellos sucesos se espera el próximo martes.El resurgimiento ayer de la violencia, tras un año de calma, se produce después de que el presidente, el moderado Mohamed Jatamí, lanzara una advertencia sobre los riesgos del reciente aumento de las medidas represivas, incluido el cierre de prácticamente todos los periódicos reformistas.

"No debemos actuar de forma que se amplíe la distancia entre el pueblo y el Gobierno, algo que podría eventualmente llevar a una explosión", manifestó el hasta ahora popular jefe del Gobierno el día anterior en un acto en el que defendió la libertad de expresión.

"Jatamí, Jatamí, éste es el aviso final", coreaban los estudiantes ayer a modo de advertencia al presidente, cuyo programa de reformas se ha visto frenado por los sectores más conservadores del régimen, que aún controlan la mayoría de los resortes del poder. Muchos jóvenes están cansados de esperar. Los manifestantes también repetían eslóganes pidiendo la liberación de los "prisioneros políticos", intelectuales y periodistas encarcelados por los conservadores, pero no exhibieron retratos ni siquiera del presidente Jatamí, como solían hacer. Algunos gritaron contra altos mandos del régimen, incluido el líder supremo, Alí Jamenei, un claro traspaso de lo que los iraníes llaman "línea roja".