Arzalluz y Atutxa discrepan sobre las alianzas nacionalistas
El líder del PNV aboga por la unidad 'abertzale' y el ex consejero prefiere al PSE
Los nuevos "nacionales"
A cinco días de su asamblea nacional, que redefinirá su nueva línea de actuación en materia de pacificación y alianzas, el PNV volvió a expresarse ayer con dos voces distintas y mensajes contradictorios: mientras el presidente de la ejecutiva peneuvista, Xabier Arzalluz, animaba a la unidad nacionalista y a contrarrestar el "juego patriótico de Aznar" alzando frente a él "la Nación Vasca", su construcción y su independencia en Europa, el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, se mostró a favor de una alianza parlamentaria, o incluso en el gobierno autonómico, con los socialistas e insistió en el mensaje de que los nacionalistas no pueden caminar solos, sin contar con los no nacionalistas. Ambos dirigentes plasmaron, el primero en un artículo de opinión y el ex consejero de Interior vasco en una entrevista, y ambos en el diario afín al PNV Deia, las dos grandes líneas de pensamiento existentes en ese partido, que el documento que se discutirá el viernes en la asamblea nacional intentará conciliar.
Ambos políticos coincidieron, sin embargo, en su apreciación de que si el PP logra el poder en Euskadi y el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, llega a ser lehendakari, vaciarán de contenido la autonomía vasca. Arzalluz auguró que esa posibilidad puede, si se convierte en realidad, "generar un buen lío". El portavoz del PP, Leopoldo Barreda calificó de absurda esta premonición y puso como ejemplo la actuación de su partido al frente de las instituciones en Álava: "No hay que temer un cambio radical porque gobierne el PP", dijo.
Arzalluz realizaba ayer en su artículo un repaso a la situación de los nacionalismos en un mundo y un momento definidos por la globalización, para sostener que los estados, obligados a ceder poder en favor de las instituciones supranacionales, quieren frenar su pérdida también hacia las estructuras inferiores. En el caso español, el presidente de la ejecutiva del PNV apuntaba al afianzamiento de una nueva cohesión y un "nuevo patriotismo" consistente en "la magnificación de la Constitución, convertida en "cárcel de naciones en la nación española".
La derecha representada por el presidente Aznar tendría diseñada una estrategia para Cataluña y Euskadi, consistente, en el primer caso, en dividir Convergencia i Unió atrayendo a Unió Democrática a una alianza con el PP "a lo UPN" (Unión del Pueblo Navarro), para desbancar al nacionalismo catalán de la Generalitat. En el caso vasco, el PP trataría de acentuar la distancia entre la comunidad autónoma vasca y Navarra al tiempo que desgasta al lehendakari, Juan José Ibarretxe, persiguiendo igualmente desplazar al PNV del Gobierno vasco y sustituirlo por una coalición constitucionalista, la que Arzalluz denomina "de los nuevos 'nacionales".
Frente a este "juego patriótico" de Aznar, el máximo líder del PNV aboga por "alzar el de la Nación Vasca, el de la Construcción Nacional y el de la independencia en Europa". Arzalluz precisa que este "juego" no es ya susceptible de jugarse con las armas y advierte de que cuanto más tarden "los vascos en interiorizar que la unidad de acción es imprescindible", más bazas obtendrán "los jugadores del otro juego patriótico".
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