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Sampras busca el récord de victorias en el Grand Slam

El estadounidense aspira a derrotar hoy a Rafter en la final y superar los 12 títulos de Emerson

Roy Emerson se encuentra en Gstaad, donde dirige la escuela de tenis más importante de la estación de esquí suiza. Es un veterano, un señor de 63 años que no se siente atraído por el tenis profesional, pero que el pasado sábado acudió a Wimbledon para participar en el homenaje que el All England Club dedicó a sus campeones. En la misma pista central en la que se reencontró con alguno de sus viejos compañeros, Emerson puede perder hoy un récord que ha mantenido a lo largo de los años: ser el jugador que más títulos individuales del Grand Slam ha ganado.Su marca de 12 títulos quedó igualada el año pasado cuando el estadounidense Pete Sampras, para muchos el mejor jugador de la historia, ganó su sexto título de Wimbledon. Hoy, Sampras se enfrenta al australiano Patrick Rafter en la final (15.00, Vía Digital), y su objetivo será sólo uno: lograr su 13º título del Grand Slam, y romper la igualdad que mantiene con Emerson. "Afronto el partido como una posibilidad de superar este récord, y me encantaría batirlo", asegura Sampras. "Es el reto más importante de mi carrera".

Al margen de sus títulos individuales, Emerson mantiene otra marca que Sampras difícilmente igualará. En los años sesenta, era habitual que los mejores jugadores disputaran el individual, los dobles y los dobles mixtos. Y eso le abrió la posibilidad de ganar los títulos individuales y de dobles en los cuatro torneos del Grand Slam. Es algo que sólo él ha logrado, y que elevó su número de triunfos en los cuatro grandes a 28 (12 individuales y 16 dobles). Sin embargo, esos datos no le hacen más grande que Sampras. Si el estadounidense gana hoy a Rafter (lleva 9 victorias sobre él en 13 enfrentamientos), será considerado el rey del Grand Slam, y su récord permanecerá intocable por los años de los años, pues la carrera de los profesionales es cada vez más corta y los títulos del Grand Slam están más repartidos por la mayor igualdad entre los jugadores.

"Sé que es un momento importante", asegura Sampras. "Pero no me pongo presión. Es un gran momento para mí, y voy a darlo todo, utilizando mi experiencia en este torneo, en jugar finales y en ganarlas. Pero si no lo logro, no voy a arrepentirme de nada de lo que he hecho estas dos semanas, y me diré que la ocasión se presentará quizá en el próximo Open de EE UU, el año que viene en Australia o Wimbledon, o tal vez el siguiente".

Aunque existe cierta resignación en Rafter, el australiano no se siente derrotado. "Ya sé por lo que Pete está luchando, y yo, más modestamente, intentaré ganar mi primer Wimbledon", asegura el doble campeón del Open de Estados Unidos (1997 y 1998), que no ha perdido aún ninguna final del Grand Slam. "Pete siempre es un rival difícil", añade. "No es que me intimide como cuando me enfrenté a él por primera vez en Indianápolis en 1993, pero es el tipo contra el que nunca quieres jugar, y menos en hierba. Lo que debo hacer es llegar a la pista con la misma actitud que ante Agassi en las semifinales. Si juego como contra él, tengo alguna posibilidad".

Rafter llega a la final de forma inesperada. Fue operado del hombro derecho en octubre y no pudo comenzar a jugar hasta febrero. Las molestias han perturbado su temporada, y su único título llegó en Hertogenbosch (Holanda) la semana anterior a Wimbledon. Sampras tampoco está a tope. Sufrió una tendinitis en el pie izquierdo en la segunda ronda y sólo siguió porque está en Wimbledon, donde ha ganado seis de los últimos siete torneos. "El problema existe", dice el campeón. "Pero en la final no deberé seguir pensando que me queda otro partido dentro de dos días. Puedo darlo todo. La adrenalina circulará por mi cuerpo. Pero ni en tierra batida ni en cemento hubiera seguido jugando".

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