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SANFERMINES 2000

Arde ya la fiesta

César Palacios, capitán de Osasuna, se convierte en el hombre más joven en lanzar el chupinazo

Sin salirse del protocolo y con la voz algo quebrada por la emoción, César Palacios, futbolista pamplonés de 25 años y capitán de Osasuna, se convirtió ayer en el hombre más joven de la historia en lanzar el chupinazo que abre los sanfermines. Miles de personas abarrotaron la Plaza del Ayuntamiento de la capital navarra para asistir al primer acto oficial de las fiestas.La alcaldía decide quién lanza ese cohete, un momento de especial relevancia desde 1941, cuando quedó instaurado como apertura de los festejos. Este año, rompiendo la costumbre, la alcaldesa, Yolanda Barcina, de UPN, decidió que fuera el capitán del club recién ascendido quien lo hiciese y no el partido al que, por riguroso turno rotatorio le correspondía este año ese derecho, Euskal Herritarrok. Curiosamente, fue esta formación la que la pasada primavera propuso a la alcaldía la posibilidad de que alguien ajeno a la corporación lanzara el chupinazo.

Barcina recogió el guante y el 6 de junio aprovechó la recepción oficial que ofreció el Ayuntamiento a Osasuna tras su regreso a Primera para anunciar que concedía el privilegio de lanzar el cohete al capitán del equipo. César Palacios aceptó gustoso y así, tras un listado histórico de 58 alcaldes y concejales sólo interrumpido en 1964 por Manuel Fraga, el jugador rojillo prendió la mecha que da inicio a los sanfermines.

Palacios acudió al consistorio con su esposa, sus padres y sus tres hermanos y cumplió a la perfección el papel. "Pamploneses, pamplonesas, ¡viva San Fermín!; Irunshemes, gora San Fermín" fueron sus gritos, respondidos por la multitud que se hacinaba en la plaza y las calles aledañas.

El acto transcurrió con normalidad, si bien se volvieron a reproducir los forcejeos y enfrentamientos en un balcón lateral del Ayuntamiento entre concejales de EH y de UPN. Los primeros deseaban desplegar una ikurriña en la fachada, lo que el pleno les negó días atrás, y los segundos lo evitaron hasta el punto de llegar casi a las manos.

El concejal de EH Carlos Ochoa deambulaba luego por los salones del consistorio con su camisa festiva completamente desgarrada, aunque la fuerza del ambiente hizo desaparecer la tensión en pocos minutos.

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En la plaza, la irrupción de un nutrido grupo de jóvenes con ikurriñas y una gran pancarta con el anagrama de ETA fue recibida por la multitud con fuertes pitidos y abucheos, pese a lo cual el grupo logró situarse ante las mismas puertas del Ayuntamiento.

Los servicios sanitarios de Cruz Roja y DYA atendieron a 77 personas por lesiones, cortes e intoxicaciones etílicas en las primeras horas festivas, atravesadas por una fuerte ola de calor y la presencia de miles de visitantes extranjeros, preferentemente anglosajones.

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