_
_
_
_
Reportaje:TENIS Torneo de Wimbledon

La 'catedral' no pierde la tradición

Kurnikova, Stevenson, Dokic, las nuevas parejas, las incongruencias y los españoles marcan el torneo londinense

El fin de milenio ha traído algunos cambios en el aspecto del All England Club, sede del torneo de tenis de Wimbledon. Un nuevo edificio de corte algo más moderno se levanta entre los tradicionales edificios que circundan la pista central y la uno. El viejo Aorangi Park, un gran prado frente a la pista central donde el público se sentaba a tomar el té o a hacer sus picnics, ha desaparecido. Sin embargo, la catedral mantiene sus tradiciones: los beneficios anuales superan ya los 10.000 millones de pesetas (sólo la BBC paga 3.000 millones anuales por los derechos de televisión para el Reino Unido); el domingo intermedio, o sea, ayer, sigue siendo fiesta, y los escándalos continúan marcando el desarrollo del torneo en la primera semana. - El caso de Kurnikova. La tenista rusa de 19 años sigue acaparando portadas. Este año la cosa llegó caliente, puesto que Ana está protagonizando una campaña de publicidad de sujetadores deportivos por la que ha cobrado nada menos que 800 millones de pesetas. Una comunidad musulmana de un barrio londinense pintó de blanco las imágenes de la jugadora en sujetador, alegando que era un insulto para sus mujeres. No se metieron con la leyenda: "Sólo las bolas deben botar". Kurnikova ha sido noticia por otros motivos: el estreno de la película Yo, yo mismo e Irene, en la que trabaja junto a Jim Carrey e interpreta el papel de una manager de un hotel con un novio de 65 años, un papel que le va que ni pintado. Su novio, el jugador de hockey sobre hielo Serguéi Federov es mucho mayor que ella y, según se asegura, le regaló un anillo de compromiso de 27 millones de pesetas. Uno de sus antiguos pretendientes, Pavel Bure, puso el dedo en la llaga cuando afirmó: "Hay un viejo presagio ruso que dice: 'Antes de elegir a tu esposa, elige a tu suegra". Deportivamente, sigue en blanco: 75 torneos y cero títulos.

- El vestuario, vetado a las madres. Aquello se había convertido en un mercado. Y la dirección del WTA Tour decidió en marzo que las madres no podrían entrar en los vestuarios de los grandes torneos. En Wimbledon la medida se aplicó a rajatabla. Y la consecuencia fue que personajes habituales, como la madre de Martina Hingis, la de Kurnikova y la de Alexandra Stevenson, desaparecieron de un plumazo del vestuario. "La medida va dirigida a las madres, los entrenadores y los amigos", puntualizó la WTA. "Me disgusta", comentó Hingis. "Mi madre es muy importante para mí y me gusta tenerla cerca". Samantha Stevenson se lo tomó peor, porque el año pasado había afirmado que debía proteger a su hija de las lesbianas. Seles no se calló: "Creo que el vestuario es para los jugadores. Pensaba así hace 10 años y lo pienso ahora. Es una decisión acertada".

- El 'caso Stevenson'. El año pasado, Alexandra Stevenson fue la revelación por llegar a las semifinales del torneo y al descubrirse que su padre era el ex mítico jugador de baloncesto Julius Erving. Este año, a falta de resultados (lleva 7 victorias y 16 derrotas) Stevenson buscó el protagonismo en otra parte: el racismo. Acusó a las francesas Anne-Gaelle Sidot y Amelie Cocheteux de haberla insultado y de haber agredido a su madre. "Me llamaron trozo de mierda de chica negra". Sidot se defendió y afirmó que todo era mentira, excepto que en Estrasburgo tuvo una discusión con Samantha y le tiró el gorro que llevaba en la cabeza. "La madre ha decidido que su hija debe salir en los papeles, y si no es por ganar torneos, busca otros motivos", dijo Sidot. La WTA no sancionó a nadie y aceptó las razones de las dos francesas.

- Damir Dokic. El padre de Jelana Dokic no puede pasar inadvertido. Bastó que se diera a conocer una información según la cual él y su hija habían elegido un hotel de segunda categoría para ahorrar dinero (el torneo paga una cantidad fija por noche), para que apareciera enarbolando una bandera inglesa frente a los periodistas británicos y les dijera: "La reina está al lado de la democracia, pero todos los demás sois unos fascistas". Del WTA Tour dijo que es una organización criminal y política. Y concluyó rompiendo el teléfono móvil de un periodista y ofreciéndole su tarjeta Visa Oro para pagárselo.

- Las parejas de tenistas. La proliferación de parejas entre tenistas es brutal y ha sido muy bien explotada por la prensa amarilla: Agassi-Graf, Norman-Hingis, Malise-Capriati, Clement-Sidot, Hewitt-Clijsters y Huber-Medvedev (que lo dejan y vuelven).

- El torneo. En medio de todas estas polémicas, el torneo avanza y el descalabro entre los cabezas de serie ha sido tremendo: por segunda vez en la era Open (desde 1968), sólo siete cabezas de serie llegan a la tercera ronda. En octavos hay uno menos: Sampras (1º), Enqvist (9º), Rafter (12º), Henman (8º), Philipusis (10º) y Agassi (2º). En el cuadro femenino, es la primera vez que sólo quedan siete cabezas de serie en la tercera ronda. En octavos siguen las siete. Arantxa (9ª) se enfrentará hoy a Monica Seles (6ª), mientras que Magüi Serna jugará ante la estadounidense Lilia Osterloh (77ª mundial). Este descalabro da la razón a Corretja, Ferrero y Costa, que boicotearon el torneo como protesta por no haber sido nombrados cabezas de serie, a pesar de ser el 10º, el 13º y el 15º de la clasificación mundial.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_