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La i

Le dimos la "i". Le dimos la "i" a Jesús de la Serna y es necesario explicar de qué "condecoración" se trata pues, si hoy está olvidada, tuvo gran importancia hace veinticinco años en el periodismo español.El diario Informaciones tuvo su mejor época a mediados de la década de los setenta. Se convirtió en el "periódico de referencia" de los demócratas. Era un diario de tarde, cuando la tarde existía aún, periodísticamente hablando.

La Redacción y los talleres estaban en un viejo caserón de la calle de San Roque, junto al convento de San Plácido, con sus historias y leyendas reales de amor y muerte. Hace algún tiempo fue adquirido por una empresa de nuevas tecnologías, Coritel, que todos los años organiza una cena con los antiguos redactores del diario, para entroncar las nuevas técnicas con el viejo periodismo.

La cena fue en la terraza, bajo la cúpula del convento para el que pintó Velázquez su Cristo por encargo de Felipe IV. Veíamos abajo a las monjas regando el recoleto patio y recordábamos el tiempo en que, en las redacciones, había aún ruido de teletipos, charla continua y botijo de agua fresca.

Hoy, la entrada al edificio se hace por la calle de la Madera Baja y ha sido transformado de modo que apenas se reconocería la gran sala medio destartalada donde se encontraba la Redacción. Aquel lugar en el que, a las tres de la madrugada de aquel 20-N, recibimos "el telegrama del siglo".

Estábamos en lo que se llamó la pretransición. El diario se hizo famoso por su última página en la que se publicaban, entonces era poco común, noticias de cosas que habían sucedido de verdad; por sus suplementos literario, económico y, sobre todo, político, que dio pie a hablar de un "Parlamento de papel". Y especialmente por sus "íes", que acompañaban a las noticias y sobre las cuales, con riesgo a menudo, nunca dejaban de ponerse los puntos. Esa "i", hecha con el plomo de las viejas linotipias, fue la que le impusimos, recordando otro tiempo, a quien fue nuestro director.

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