El Portugal
Claro, todos queríamos que ganara Portugal, y no sólo porque una de las mejores cosas que le pasó a nuestra generación fue que al menos nos quedara Portugal, sino porque además hubiera sido, por fin, el triunfo de la Península Ibérica sobre Francia, que a su vez había doblegado a la entristecida España.
Portugal tiene fama de equipo triste o melancólico y no lo es en absoluto; en primer lugar, tiene al portero más guapo del mundo, Vítor Baía, a un delantero joven, Nuno Gomes, que lee a Saramago con devoción, y además cuenta con Figo, que galvaniza a la afición y se ha convertido en el héroe de esta nueva revolución de los claveles que Portugal ha vivido en torno a su equipo.
Figo ha cometido un desliz último después de ser genial durante todo el campeonato. Violentado por la actitud del árbitro, hace lo que hacen los jugadores del Barça cuando pierden: se cabrean; a Figo le salió el Barça que lleva dentro, que es un efecto, el efecto Bar-ça, que por cierto ha estado muy domeñado por el nuevo Kluivert de Holanda. Decíamos que no es un equipo triste, es más, ha sido el más simpático del campeonato; ese aire nostálgico y un poco mísero que exhibe Figo en el campo -parece que acaba de venir de un disgusto, arruga la nariz, debe ser un poco miope- contrasta con la realidad: su amigo Luis Alegre, hincha del Zaragoza pero seguidor de Figo y de Guardiola, dice que el portugués es un gran cachondo, un hombre con espíritu burlón que hace reír a todo el vestuario, lo que pasa es que luego se pone serio y peleón cuando llega al campo. Tiene una mirada rebelde y ésa es la que le quitó la camiseta. Pero lo mejor de Portugal es que es un equipo: Figo no se quita la camiseta porque vaya perdiendo la selección nacional, los fubtbolistas ya no pueden ser patriotas, sino porque a su equipo le han robado el partido. Actúa, pues, como el chico del barrio que forma parte de una escuadra que asocia el triunfo también a la reivindicación de los de su clase.
Es decir, Portugal es un equipo y se llama El Portugal; tiene, para llamarse así, además, el privilegio de ser, junto a Chipre, el único país de Europa que se conjuga en masculino. Fuera de la Copa de Europa, pero con el honor guardado en la camiseta arrugada de Luis Figo, el jugador más ceñudo del mundo. Somos del Portugal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.