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Sotomayor no saltará en Sydney al ser suspendido hasta julio de 2001 por dopaje

La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) no tuvo piedad de Javier Sotomayor y, tras retrasar casi un año su decisión, le sancionó con dos años de suspensión por dopaje con cocaína en los Juegos Panamericanos de julio de 1999. La sanción comenzará desde esa fecha y terminará en julio de 2001, por lo que el plusmarquista mundial y el mejor saltador de altura de la última década no podrá despedirse en los Juegos Olímpicos de Sydney. La IAAF, en su sede de Montecarlo, no creyó la defensa del atleta ante los datos irrefutables del positivo en el control.

Los Juegos Panamericanos, el mejor escaparate deportivo que Cuba ha tenido en los últimos años para demostrar su pujanza ante Estados Unidos, le han acabado saliendo caros al país caribeño, aunque ayer, en su misma línea de negar la evidencia desde el principio, "rechazó enérgicamente" la sanción. Sotomayor ha sido uno de los mayores símbolos del deporte cubano y oficialmente ya han dicho sus autoridades que lo defenderán siempre. Pero el futuro dirá.La última edición panamericana, celebrada en Winnipeg (Canadá), se convirtió en el escenario de una sucesión de incidentes extradeportivos que fueron desde protestas anticastristas y las habituales deserciones de los propios deportistas cubanos hasta varios casos de dopaje. Casi nadie se acuerda de dos halterófilos también descubiertos con anabolizantes (que igualmente negaron los dirigentes cubanos), porque todo quedó oscurecido por el impacto del caso Sotomayor.

Resultó sorprendente el dopaje de un atleta que ha pasado cientos de veces 2,30 metros en su larga carrera (a 15 centímetros de su récord mundial aún vigente) para ganar una prueba cómodamente con esa misma marca, muy normal para él. Parece claro que no necesitaba una sustancia euforizante como la cocaína, que también altera la concentración requerida en un concurso como la altura. Sin embargo, quien conoce a Sotomayor en el mundo del atletismo y en su vida privada aparte de la oficial revolucionaria, en la que ha llegado a ser diputado, entiende que el consumo fue por placer y que cometió el error de hacerlo en los días demasiado cercanos a la prueba, por lo que no desaparecieron sus efectos. La delegación cubana argumentó desde el consumo de un té peruano recomendado médicamente para el estómago, hasta un atentado de la CIA, para justificar una proporción de cocaína en la orina 40 veces superior a la normal, 200 partes por millón. Eduardo de Rose, el presidente de la comisión médica que hizo los controles y que debió resistir las críticas cubanas, creyó siempre en la veracidad y legalidad de lo descubierto. La IAAF ha restrasado varias veces la sanción para evitar cualquier tipo de connotación política y estar segura del informe sobre el caso.

Sotomayor cumplirá el 3 de octubre 33 años y, por lógica de edad (tampoco era ya el de hace unos años), en Sydney iba a disputar sus últimos Juegos Olímpicos. Ya no estuvo en los Mundiales de Sevilla 99, apenas un mes después del escándalo, pues una oportuna dolencia de espalda evitó la polémica, como sucedió con la jamaicana Merlene Ottey, también ausente. El caso de la velocista (perdonado por su federación, como la cubana con Sotomayor) está también en vías de solución con enorme retraso. Ottey, junto a su entrenador, el ya retirado atleta Linford Christie, cayó con la discutible nandrolona.

Sotomayor, un espléndido atleta de 1,94 metros y 84 kilos, con dos piernas como ballestas de resorte, se irá, en cualquier caso, con dos oros olímpicos (1992 y 1996) y mundiales (1993 y 1997), más cuatro en pista cubierta, y los inolvidables récords mundiales de la pista de Salamanca, 2,43 en 1988 y el actual, 2,45, en 1993.

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