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El presidente del Tribunal Superior advierte de que faltan 200 jueces y rechaza el plan del Gobierno

El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Guillem Vidal, aseguró ayer que sería necesario incorporar unos 200 magistrados para mejorar la Administración de justicia y hacerla más rápida y transparente. En este sentido, Vidal mostró su rechazo al plan de choque del Gobierno para paliar esta falta de jueces prolongando la edad de jubilación de los 70 a los 72 años y acortando el periodo de formación en la Escuela Judicial de 18 meses a un año. La solución no pasa por ahí, aseguró, sino por que los jueces reciban una formación muy completa.

Vidal realizó estas consideraciones ante la comisión de justicia, derecho y seguridad ciudadana del Parlament, en la que compareció a petición propia para explicar la memoria del año 1999 del TSJC, aunque acabó respondiendo a las preguntas de todos los grupos sobre el estado de la justicia en Cataluña y en el conjunto de España.El presidente del TSJC insistió en que la constante movilidad de los jueces es uno de los mayores problemas con que se encuentra la justicia en Cataluña y recordó que el año pasado cambiaron de destino 132 magistrados. También se refirió a que al acabar 1999 había 88 vacantes de secretario y 73 jueces sustitutos, de una plantilla de 500. Una cifra a todas luces insuficiente, como ocurre en el conjunto de España, si se compara, por ejemplo, con las de otros países europeos. En Alemania, por ejemplo, hay 21.000 jueces para una población de 80 millones, mientras que en España es de 3.500 para 40 millones de ciudadanos.

La solución a esa situación no es, según Vidal, prolongar la edad de jubilación de los jueces o que se incorporen antes a la carrea judicial en detrimento de su formación. "Eso no encaja con mi manera de pensar, porque lo que nos hace falta son jueces formados", aseguró Vidal, quien también mostró su "temor" por la posibilidad de que esa medida que el Gobierno anuncia como coyuntural para aumentar el número de jueces se convierta en definitiva.

"Me gusta que la justicia sea amable", aseguró el presidente del TSJC, y por eso reclamó que se mantengan los actuales planes de estudio de la Escuela Judicial, situada en Collserola, y que se incorporen a las materias jurídicas nociones de psicología, humanidades, sociología e informática. Además pidió que se controle de forma periódica la capacitación y formación de los jueces en ejercicio.

Con relación a la posible existencia de una lista de espera en la justicia que afecta a unos 700.000 ciudadanos, según el PSC-Ciutadans pel Canvi, Guillem Vidal afirmó que desconocía los datos que se habían empleado para llegar a esa conclusión y que él prefería hablar de lista de asuntos. Respondiendo a preguntas del diputado de esta formación Àlex Masllorens, el presidente del TSJC aseguró que esa lista sería muy fácil de cuantificar porque el Departamento de Justicia dispone de unas cifras exactas de los asuntos que actualmente están en trámite en Cataluña. Horas antes, la consejera Núria de Gispert admitió a preguntas de esta diario que puede ser cierta esa cifra, aunque insistió en que se trataba únicamente de una impresión personal no basada en cifras oficiales.

En otro momento de su comparecencia, Guillem Vidal consideró "urgente" la necesidad de descentralizar el gobierno de los jueces, pero advirtió de la imposibilidad de crear consejos judiciales autonómicos al margen del Consejo General del Poder Judicial. Como alternativa posible, Vidal propuso la creación de comisiones autonómicas mixtas en las que estuvieran representados la Generalitat, el Parlament y el TSJC. Esos nuevos organismos podrían tener competencias para planificar las inspecciones en los juzgados de Cataluña o nombrar a los jueces sustitutos o en comisión de servicios.

Competencias pendientes

Guillem Vidal recordó también que muchas de las competencias que la ley atribuye a esos tribunales superiores todavía están por desarrollar, 15 años después de su creación. Por eso, insistió en que el TSJC asuma las competencias que ahora tiene el Supremo en materia de recursos de casación y que el alto tribunal se dedique a unificar la jurisprudencia, propuesta que es compartida por todos los partidos políticos catalanes, excepto el PP.

La escasa utilización del catalán en la justicia, un tema por el que siempre se interesan la mayoría de los diputados, tampoco fue obviado por Guillem Vidal, quien dio unas cifras más que ilustrativas referidas al TSJC. En los 15 años de existencia de este tribunal se han presentado 319 recursos de casación, la mayoría relativos a derecho civil de Cataluña, y sólo 23 estaban redactados en esa lengua. El año pasado, por ejemplo, fueron 52 y únicamente dos estaban escritos en catalán.

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