Los congresos provinciales evidencian la división del PSOE
La mayoría de los delegados, elegidos en listas enfrentadas
La división interna ha sido la marca de los congresos provinciales que comenzaron el pasado fin de semana, continuaron ayer y culminarán hoy, convocados para elegir a los 998 delegados que decidirán en Madrid en julio quién será el próximo secretario general del PSOE. Pero la elección entre los candidatos no es lo que ha preocupado a los militantes socialistas, que han aprovechado estas asambleas para medir fuerzas.
Así se explica la presentación masiva de candidaturas enfrentadas para elegir delegados. A la espera de que mañana concluyan los congresos, las estimaciones indican que se han presentado dos candidaturas en el 75% de las provincias. Hasta ahora ha habido listas enfrentadas en todas las provincias andaluzas, a excepción de Málaga; en todas las comarcas valencianas; en Canarias, Murcia, Palencia, Valladolid, Zamora, Albacete, Asturias, Mallorca, Ibiza, Álava y Vizcaya. A las que hay que añadir impugnaciones de militantes canarios, sevillanos, gaditanos y cántabros, al menos de momento, que consideran vulnerados algunos de sus derechos. Hasta el momento sólo mantienen la unidad Extremadura, La Rioja, Ceuta y Navarra La explicación del por qué de la división no guarda hilo conductor alguno. Hay que buscarlo en rencillas de familias y sectores enfrentados por el poder local, incomprensibles si se sale de la provincia en cuestión.
La identificación de los problemas años atrás resultaba simple, dado que, en procesos similares, donde había dos listas las etiquetas eran claras: guerristas y renovadores. Los primeros todavía son protagonistas en algunas federaciones, con especial fuerza en Madrid y Asturias. En otros lugares, la fragmentación de la militancia no tiene que ver con esa división clásica, sino con la escisión de los renovadores. Es lo que ha ocurrido en la carrera por la secretaría general del PSOE. Matilde Fernández va por su lado, y representando al bloque renovador, hay nada menos que tres candidatos.
Estos congresos también ponen de manifiesto la pérdida de poder del guerrismo en lugares emblemáticos como Andalucía y su fortaleza casi intacta en Madrid y Asturias. Sus adversarios opinan que en esas plazas, sobre todo en Madrid, es donde se han hecho fuertes. Sin ir más lejos, ayer la Federación Socialista Madrileña aprobó con el apoyo del 61% de los votos la ponencia de la guerrista Matilde Fernández, que se discutirá en el 35º congreso federal del PSOE. Para avalar esta tesis afirman que dirigentes guerristas con predicamento en toda España están dispuestos a presentarse en la lista madrileña que se vota hoy frente a la de los renovadores. En este sentido, anoche se aseguraba que el propio Alfonso Guerra podría ser el número tres de la candidatura madrileña de Matilde Fernández. También se citaban los nombres de Roberto Dorado, Javier Sáenz de Cosculluela y Josefa Pardo, informa F. J. Barroso.
Renovadores y guerristas
Pero el dato más curioso es la inclusión de políticos muy enfrentados con el guerrismo en tiempos pasados, como los llamados Renovadores por la Base, que han incluido en su porcentaje a Trinidad Jiménez, una de las promotoras del grupo Nueva Vía, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero. La candidatura se completa con dirigentes de Izquierda Socialista y personas que apoyaron a José Borrell en las elecciones primarias, como el portavoz autonómico madrileño, Pedro Sabando. Los renovadores, por su parte, encabezados por Jaime Lissavetzky, ultimaban anoche una lista en la que figuraba el líder de Iniciativa por el Cambio, Manuel Escudero.
A pesar de los problemas, los dirigentes de los distintos sectores se esforzaban ayer en sus congresos por resaltar "la cordialidad" de las discusiones, tal y como hizo el madrileño Lissavetzky.
Esto no impedía que personas de su entorno pidieran para la votación "cabinas con cortina" para asegurarse que los militantes no recibirían presiones para cambiar el sentido de su voto. Tampoco hubo ayer tonos altisonantes en el congreso asturiano, en el que se plasmó la división y la hegemonía guerrista, que obtuvo el 54,7% de los votos frente a la renovadora del presidente Vicente Álvarez Areces, informa Javier Cuartas.
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