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Gitanos del sur de Europa buscan cómo fomentar su integración en la UE

Representantes de colectivos gitanos del sur europeo, desde Grecia hasta Portugal, buscan estos días en Granada fórmulas de darse a conocer en la Unión Europea y, al mismo tiempo, divulgar entre ellos los valores de esta zona. El presidente de la Unión Romaní, Juan de Dios Ramírez Heredia, pidió que la comunidad sea sensible a los problemas de los gitanos en países que no forman parte de los 15, como Rumanía o Bulgaria, y que comparten su misma singularidad.

"El concepto de ciudadanía universal forma parte del gitanismo", dijo ayer Ramírez Heredia, que explicó que "la única frontera que ha habido contra los gitanos en toda su historia han sido las montañas si eran demasiado altas, o los ríos, si eran demasiado caudalosos". Eso ha hecho que el concepto de abrir las fronteras y cerrar los pasos fronterizos, tan importante a nivel político para los payos, sea algo que ya estaba en la idiosincrasia del pueblo gitano.En el encuentro, que durará hasta el domingo, y en el que participan cinco representantes por país procedentes de Grecia, Italia, Portugal y España, se tratará de analizar cuáles son los caminos para despertar la sensibilidad de los países europeos a la singularidad de la cultura gitana. Será una doble vía, porque el encuentro pretende también fomentar los valores europeos entre los propios gitanos a fin de agilizar la comprensión entre diferentes culturas.

Otro de los conceptos que quieren dar a conocer es el de la solidaridad dentro de la familia gitana. "La ciudadanía ideal", señaló Ramírez Heredia, "es la que se comporta con el mismo sentimiento solidario de una familia gitana".

Actualmente, en la Unión Europea sólo hay dos millones de gitanos, mientras que en los países colindantes a la UE, como Albania, Bulgaria o Rumanía, se llega a los 10 millones. Ésa es una de las razones por las que la Unión Europea debe ser sensible a los problemas de los gitanos en esos países. "Y es que los gitanos del sur de Europa", añadió el presidente de la Unión Romaní, "tenemos mucho que aportar a la visión europea".

Por otro lado, Juan de Dios Ramírez Heredia se refirió ayer al brote de racismo e intolerancia desatado en Almoradí (Alicante), cuando vecinos de ese pueblo incendiaron las casas de un grupo de gitanos inocentes tras un homicidio. "A los racistas les encanta el fuego", dijo. "El racismo es una enfermedad contagiosa cuya principal manifestación es la tea y la cerilla", añadió.

El presidente de la Unión Romaní no teme que este incidente pueda desatar otros similares, como sucedió durante varios días de febrero en El Ejido (Almería) contra los magrebíes por un caso similar. "500 años de convivencia", señaló, "no se pueden tirar por la borda, lo que pasa es que los racistas hacen mucho ruido". Ramírez Heredia hizo un llamamiento a la cordura y pidió que no se haga uso político de lo sucedido.

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