Jackson, ahora sin Jordan

Phil Jackson lo ha visto todo y lo ha ganado. Como jugador, dos títulos con los Knicks neoyorquinos; como entrenador, seis con los Bulls de Michael Jordan. Por eso fue el último laker en saltar el lunes por la noche a la pista a celebrar el anillo, su séptimo como cerebro. Se dio unos segundos en la raya para saborearlo. Se había reivindicado y dejado en evidencia a los que decían que con Jordan cualquiera podía ganar. Lo que no era cierto: Jordan estaba en los Bulls antes de su llegada y no ganaba. Ahora también han dicho que con Shaquille O'Neal y Kobe Bryant el título es un corolario. Falso otra vez.Jackson llegó a los Lakers tras un año sabático de lecturas, viajes y zen a poner paz en un equipo con todo el ego del mundo. O'Neal y Kobe hacían la guerra por su cuenta. Jackson, persuasivo, respetado, campeón, puso las cosas en su sitio. "Este es el equipo de Shaq", vino a decir. No era hacer de menos al ambicioso Kobe, el joven que intentó eclipsar a Jordan en su partido final como All Star y que tuvo que ser sentado en el banquillo por su insolencia. "Kobe, eres fabuloso, pero todo ha de girar en torno a Shaq".

O'Neal le invistió el lunes por su cuenta como "el auténtico entrenador del año".