La táctica es sentirse seguro
Si algo tienen en común algunas de las selecciones clasificadas antes del horario previsto es que no tienen dudas. No las tiene Francia, que sabe ser concreta cuando no logra jugar bien; no las tiene Italia, que se deja dominar 89 minutos, para asesinarte en uno; no las tiene Portugal, convencida de que tocar y ganar son la misma cosa... El filósofo británico Samuel Johnson, que de fútbol no debe saber nada pero nos viene fenómeno, escribió que "la seguridad, dé lo que dé, da lo mejor". En fútbol cada equipo es un mundo aparte. Francia trajo la seguridad desde su casa: en el último año jugó 14 partidos, de los que ganó 12 y empató 2; Italia encontró la seguridad en la Eurocopa, con dos resultados convincentes; España extravió la seguridad en el camino, y la está buscando desesperadamente. - Cada cuartito
una idea
Menotti suele decir que los periodistas deberían escribir sus crónicas en cuartos separados; sin tener acceso a ningún medio de comunicación y aislados de sus colegas, para que no se copien entre ellos. Una vez terminado el trabajo, pasarían los folios por debajo de la puerta y se publicarían textualmente. Eso nos permitiría evaluar quién sabe de verdad y enriquecernos con ideas originales. En estos días nos vendría muy bien para ayudar a Camacho a salir del paso. Porque en España, el equipo de las eliminatorias ya no existe, a pesar de que los jugadores son los mismos. Camacho está probando con cartas nuevas, para saber quién le ofrece más garantías. El entrenador nunca sabe qué respuestas tendrán los jugadores que elige (es una apuesta), pero no puede equivocarse en los descartes. La Furia que no cesa apunta a Guardiola como responsable de todos los males, opinión contagiosa que, seguramente, se pondrá de moda en los próximos días. Por fortuna, Camacho leerá poco los periódicos y verá mucho el vídeo del partido. Ahí descubrirá que Guardiola, con menos dinámica de lo habitual, fue el mediocampista que menos balones perdió y el que más recuperó. Lo único que necesita es a Mendieta cerca, un socio con más volumen de juego y llegada que Valerón (excelente jugador, pero no donde está jugando). Hoy, dos días después del partido, el periodismo seguirá dando la tabarra con Guardiola, por lo que propongo mejorar la idea de Menotti: los periodistas y comentaristas en general (como ven, me incluyo), seguirían encerrados en el cuarto hasta tres días después de los partidos.
- Es que van como locos
Hablando de Guardiola, hay que decir que hay medios centros para todos los gustos. Medios centros de área a área (Vieira); medios centros a lo ancho (Redondo); medios centros cabezas de área (Dunga), medios centros geométricos (Jokanovic), tapones (Mauro Silva), lanzadores (Galca)... Hay un tipo de medio centro, ruidoso, esforzado y disperso, por el que algunos entrenadores y periodistas sienten una sorprendente debilidad. ¿Son importantes o parecen importantes? Me refiero, por ejemplo, a Paul Ince, un tipo simpático; o a Bejbl, un ejemplo de profesionalidad, o a Geremi, que cada día es más confuso. Como carecen de sentido de la distribución, lo compensan corriendo más de lo que deben. Toman las curvas a demasiada velocidad cuando tienen el balón en sus pies, la jugada siempre termina con dos tipos chocando (sin descartar que los dos sean de su propio equipo), miden mal el tiempo y la velocidad de los cruces, o salen a presionar muy delante dejando la puerta del área abierta... Hace unos meses, Daniel Passarella pasó por Madrid y, en una cena entre amigos, empezó a hablar de un viejo jugador que pegaba patadas sin asco. Para provocarlo le hice una propuesta: "¿Por qué no hablas de vos mismo, que elegías hasta el hueso que ibas a romper?". Pero Passarella juega a ganar incluso en las discusiones y, con el orgullo del jugador que ya no es, me mató: "No te equivoques", dijo, "yo pegaba por placer, no como esos mediocres que pegan por necesidad". Cuando vuelva a ver a Daniel le diré, para enriquecer su bagaje intelectual en el tema de la violencia, que todavía hay jugadores que pegan por necesidad y otros que pegan por placer, pero que hay que empezar a catalogar a un tercer grupo: los que pegan por imprudencia, por exceso de velocidad, por atolondramiento. En esta Eurocopa, Paul Ince llevaría la bandera.
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