Cada tres disparos a puerta, un gol

¿Cómo encajar goles sin apenas recibir remates? La respuesta, si la hay, la tiene la selección española. No hay equipo en el campeonato que defienda mejor su área, que se sienta menos acosado, cuyos porteros trabajen menos. Pero tampoco hay equipo que se muestre tan vulnerable cada vez que algún rival, llámese Noruega o Eslovenia, consigue colarse en sus dominios. Dieciséis remates, menos que ningún otro equipo, ha recibido la selección de Camacho, seis de ellos entre los tres palos. Y dos fueron goles. Uno de cada tres disparos a puerta, por tanto, se ha ido dentro, lo que supone un 33% de acierto para los adversarios. Molina falló estrepitosamente en la salida que provocó el tanto de Noruega y Cañizares cayó a un lado mientras la pelota, mal golpeada por Zahovic, a cámara lenta, se iba para el otro en el gol de Eslovenia. - Los porteros, sin trabajo. Ya pueden hartarse Hierro y el central que le acompañe -Paco o Abelardo- de despejar balones, 18 en los dos partidos, que si el rival consigue disparar las posibilidades de que haga gol son enormes. No hay conjunto cuyo portero -dos en el caso de España- haya tenido menos trabajo. Una parada hizo Molina ante Noruega y tres Cañizares frente a Eslovenia. Total, cuatro, lejos, muy lejos de las 13 que han realizado Myhre (Noruega) y, hasta ayer, Toldo (Italia), equipos que, curiosamente, han encajado un gol menos que el de Camacho.

- Una defensa poco asediada. Otros datos alimentan la idea de que España apenas ha sufrido el acoso de ningún rival. No hay equipo contra el que se hayan lanzado menos saques de esquina (6). Y no es España un conjunto que reciba demasiados balones en su área (53), una cifra sensiblemente inferior, por ejemplo, a la que muestra Italia (91). Defensivamente, la selección española aguanta bien, con la salvedad de los dos gravísimos fallos concretos que han significado dos goles. La variación de Abelardo por Paco no afectó en la destrucción, pues el primero recuperó 19 balones -de los que la mayoría fueron despejes- y el segundo 11. Abelardo, sin embargo, no perdió ningún balón, por tres del zaragocista. Además, el azulgrana remató fuera en una ocasión.

- Los números de Guardiola. Todos los problemas de España llegaron a la hora de construir, tanto ante Noruega como ante Eslovenia. Las miradas se han dirigido, sin disimulo, hacia Guardiola y Valerón. En el caso del primero, las cifras no aportan nada a nivel defensivo, como demuestra que en la pasada Liga el promedio de balones que recuperó por partido en el Barça fue de 7, mientras en la Eurocopa el descenso en esa cifra es insiginificante (6,5). A la hora de perder la pelota, el centrocampista azulgrana se está mostrando sin duda más torpe. 4,5 balones perdía como media en cada partido de Liga, tres menos que en la Eurocopa (7,5). Guardiola encuentra pocos cómplices a la hora de combinar y quizá por ello opta por lanzar el balón al área rival en cuanto tiene ocasión. En el Barça sólo optó por arriesgar en ese pase 1,3 veces por partido. En la selección lo ha hecho en 2,5. Menos significativas son aún las diferencias entre el comportamiento de Valerón en la Liga con el Atlético y el de la Eurocopa. En el campeonato español promedió 3,5 recuperaciones por partido y 6,7 pérdidas. Con la selección ha promediado 5 y 6 respectivamente.

- Dependencia de Raúl. Ofensivamente, España es la quinta selección que más jugadas de ataque realiza (269), de las que 31 han acabado en remate y dos en gol. En este sentido, la dependencia que el equipo tiene de Raúl es incuestionable. De esos 31 lanzamientos, 11 salieron de las botas o la cabeza del delantero madridista, un registro que le convierte, junto al belga Wilmots, en el futbolista que más veces prueba fortuna en el campeonato. El resto de jugadores de ataque se han mostrado más remisos a la hora de probar fortuna. Después de Raúl, los dos más atrevidos han sido dos centrocampistas como Mendieta, con tres disparos, un hecho que no sorprende si se tiene en cuenta que en la Liga ha promediado esa misma cifra, y Fran, también con tres, lo que sí resulta significativo al comprobar que su equipo, el Deportivo, sólo necesitó un remate de su capitán por partido para ser campeón.